Una de las mejores RCP en Campanar

En los límites mismos de la ciudad, a las afueras del barrio de Campanar y en una de las zonas de mayor expansión urbanística a principios del presente siglo encontramos este coqueto restaurante. Las amplias avenidas, el escaso tráfico en ellas, las zonas ajardinadas y la facilidad para el estacionamiento logran transmitirnos la sensación que uno se ha salido de la gran urbe y que es posible vivir de manera más tranquila en ella.

La planta del restaurante es la típica de los bajos comerciales urbanos, de forma prácticamente rectangular y con muchos más metros de profundidad que de fachada. Para evitar el efecto “tubo” se ha dejado toda la cara que da a la calle con unas amplias cristaleras que permiten la entrada de abundante luz y se ha pintado y decorado el local de blanco prácticamente en su totalidad. Como contrapunto, se ha dejado el pavimento de hormigón proyectado, grisáceo, sin revestimiento alguno. Mesas funcionales, de color blanco también ellas, sin mantel y con el típico “camino” de mesa para cada dos comensales, de color marrón, en este caso. Vajilla, cubertería y copas sencillas, funcionales, correctas.

Enrique Estellés es el propietario del negocio y, tal como siempre debería ser, aunque resulte obvio mencionarlo, también el motor del mismo. Lo digo por aquella mala praxis tan extendida los últimos años de invertir en un negocio de hostelería y olvidarse prácticamente de él. Es él quien recibe a los clientes, quien toma las comandas, quien dirige la cocina y el servicio y quien hace las cuentas. Una sala no excesivamente grande y su dinamismo y vitalidad le permiten hacerlo y ello repercute positivamente en el negocio. Según nos comenta, para él es prioritario fidelizar la clientela del barrio, en un lugar tan alejado del centro como éste, y no puede permitirse fallo alguno con los clientes habituales de la zona.

No ojeamos la carta y aceptamos a la primera la sugerencia de Enrique de tomar el menú degustación. Con un precio de 22 euros ofrece tres aperitivos a elegir de entre un listado de cuatro (realmente fueron cuatro con el que se marcaron por cortesía de la casa nada más tomar mesa), dos entrantes a compartir al centro de la mesa que se eligen de entre cuatro propuestas y un plato principal individual (se ofreció ese día bacalao, dorada o carrillada).

- Crema de puerro ahumado con longaniza fresca: Aperitivo de cortesía. Se sirve en cucharilla de porcelana. En la base encontramos la longaniza desmenuzada que se recubre con esa salsa-puré de puerro. Predominio apabullante de los matices ahumados.

- Coca de hojaldre, escalibada y salmón marinado: Sencillo aperitivo. La masa de hojaldre es muchísimo más ligera y aérea que la masa convencional de harina y levadura que se usa para las cocas en los hogares valencianos. Buenas la verduritas asadas y cuasi imperceptible por su suavidad y elegancia el sabor del salmón.

- Croqueta de “blanc i negre”: El blanc i negre es la combinación, siembre en bocadillo, de longaniza blanca y morcilla. Con ambos ingredientes se elabora esta croqueta de tamaño considerable, textura correcta y sabor intenso.

- Canutillo de delicias de cerdo, gorgonzola y guacamole: Pequeño rollito de pasta filo frito con el relleno que se expone en el enunciado. En boca resulta perceptible casi exclusivamente el queso, muy por encima del resto de sabores.

- Carpaccio de pez espada con duxelle de champiñones y encurtidos: Lonchas finísimas, cuasi tranparentes del pescado, aceite de oliva en abundancia y un picadillo de champiñones crudos, alcaparras, pepinillos... en el centro para acompañarlo. Sin desmerecer para nada el resto de ingredientes, me encantó el aceite y el pan que se sirvió junto a este plato. Se percibe mucho mejor el sabor de este pescado tan fino sin mezclarlo con la duxelle.

- Pulpo a la brasa, patatas, mostaza y wasabi: Un clásico de la última década con la salvedad de esa salsa que combina mostaza y wasabi. Un acompañamiento con cierto riesgo y cargado de personalidad. Destacable también la ternura del cefalópodo.

- Dorada con verduras y piña: Porción de dorada salvaje que se disfruta por sí sola, sin necesidad de acompañantes. Para mi gusto, tampoco se acierta con esta guarnición de corte más moderno pues la cocción a la plancha y la calidad excelsa del producto no piden mucho más que unas verduritas a la plancha. Siempre es un placer tomar pescado de calidad y, más aún, así: perfectamente limpio y desespinado.

- Torrija con helado de horchata: Este postre también se ha convertido en un clásico aquí en la Comunidad Valenciana, pero está tan sumamente rico que uno jamás se cansa de tomarlo. La torrija del Coconut queda realmente rica con una textura y sabor en el caramelizado muy destacable. En el fondo del plato hay una especie de granizado de romero, eso nos dijeron, pero no alcancé a percibir ningún aroma a esta planta

Todos los platos estuvieron ricos, en la línea de bar o gastro-bar tan extendida por nuestra geografía. Cocina urbanita sin elaboraciones complicadas, sin un trabajo minucioso en la mise en place y con ausencia de esos fondos o salsas preparados concienzudamente en restaurantes de más nivel. Los sabores son nítidos, sin entresijos ni dobles intenciones. Ideal para comidas o cenas informales con gente que valore la cocina un pelín más cuidada y este ambiente relajado y de disfrute que se respira en el restaurante.

Quiero destacar por último la carta de vinos que ofrece un número de referencias mayor al que se acostumbra a tener en restaurante con las mismas pretensiones que éste. La mayoría de ellos se sitúan en la franja 10/20 euros, un precio asequible para cualquier bolsillo. Predominan los vinos valencianos pero hay representación de casi todas las DO de España. Eché en falta alguna mención a Jérez, la DO más olvidada en la CV. Además, se conoce que Enrique tiene otras botellas fuera de carta pues, en nuestro caso, nos aconsejó uno que no estaba en ella: Akilia 2013 (DO Bierzo). Muy buena la recomendación, por cierto.

  1. #1

    G-M.

    Oooooooño, qué descubrimiento!

  2. #2

    G-M.

    Pero está en VLC?
    Pinchas el link direccional y te envía hacia en interior de la zona de Gandía... ¿¿??

  3. #3

    Otilio Haro

    ¡Coconuto! Apuntado, como decís los más restauranteros de estas páginas.

    P.D. Que conste que acabo de malgastar un posible título con lo de "coconuto", que hay que reservarse, pues las ideas van flojeando ;-)

    Un abrazo, Toniquet.

  4. #4

    Antoni_Alicante

    en respuesta a G-M.
    Ver mensaje de G-M.

    Sí, sí. Cerquita del bioparc: http://www.restaurantecoconut.com/

  5. #5

    Antoni_Alicante

    en respuesta a Otilio Haro
    Ver mensaje de Otilio Haro

    Yo lo de los titulares lo llevo regularmente, jeje.

  6. #6

    Otilio Haro

    en respuesta a Antoni_Alicante
    Ver mensaje de Antoni_Alicante

    A ti no te hace falta, lo cubres todo con la narrativa docente ;-)

  7. #7

    JoseRuiz

    Toni explorador...

    Por lo leído la RCP sería incluso aplicable a una zona más amplia, ¿no?

  8. #8

    Antoni_Alicante

    en respuesta a JoseRuiz
    Ver mensaje de JoseRuiz

    Bueno. No conozco mucho esa zona, pero algún otro sitio debe haber. El Tavella, por ejemplo, no queda excesivamente lejos

  9. #9

    Abreunvinito

    Muy buen local por lo que comentas....
    Buen apunte
    saludos

  10. #10

    Jansolo

    Otra opcion interesante a la lista.
    Saludos.

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