Restaurante La Gruta (Circulo Industrial) en Alcoy
Restaurante La Gruta (Circulo Industrial)
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
24,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
34 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.4
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.5
Comida COMIDA
7.2
Precio medio entorno ENTORNO
7.8
RCP CALIDAD-PRECIO
7.9
Sang en Ceba i Pebrella
Bolets amb Llonganissa
Magre i Fetge
Abisinios
Pericana
Esgardat i Saladures
Opiniones de La Gruta (Circulo Industrial)
OPINIONES
9

La agenda de Los Restauranteros no daba más de sí. Tras un día repleto de actividades oleobirrorestauradoras llegó la hora de la cena.

Esta cita supone en todo encuentro que celebra la peña un momento crítico. Cuando las fuerzas comienzan a flaquear, cuando la saturación metabólica roza el máximo permitido, cuando hay que tirar de fortaleza sináptica y no confiar en el poder de la víscera, cuando intuyes que ningún protector gástrico te va a salvar de la quema... pues justo, justo entonces, es cuando los organizadores nos anuncian una cena ligera, con raciones al centro para compartir, aire informal y la liviandad precisa para no resentirnos al día siguiente. En definitiva, el concepto clásico de "picaeta" (picadita) que tenemos por estos lares.

Ingenuo que es uno... lo de por estos lares, al parecer, no incluye Alcoi. He aquí el ágape que nos prepararon.

Empezamos con unas Olives Farcides d'Anxoves Casolanes. Estaba claro, no podían faltar las aceitunas rellenas de anchoa estando en la cuna de su explotación comercial. Seguimos con el Esgardat i Saladures: a modo de escalivada para combinar con los salazones que quisieras a tu gusto y también con la Pericana: preparación tradicional de la zona que encontré particularmente sabrosa.

El carrusel continuó con los Abisinios que no son otra cosa que huevos duros rebozados a los que me resulta difícil hallarles virtud y con las correctas Mandonguilles d'Aladroc. Sabrosas estas albondiguillas de boquerón si acaso un pelín pasaditas de calor, al menos las que cayeron por nuestro lado de la mesa.

Llegó la hora de la Sang en Ceba i Pebrella. Hacía años que no probaba un clásico como la sangre encebollada. Empezaba a notar para entonces cómo pesaban los quilates gastronómicos acumulados el fin de semana cuando, acto seguido, aparecieron els Bolets amb Llonganissa, una tapa contundente con un embutido destacable acompañado de las setas salteadas. La claudicación vino a continuación con el Magre i Fetge, combinación de magro e hígado que terminaba con cualquier atisbo de recuperación pero...

...llegó la Olleta Alcoiana y nos repuso a varios de nosotros cual poción mágica. Delicadeza y ternura extrema en la legumbre sobre un guiso nada pesado y repleto de sabor. Tan a gusto y entonado nos dejó el cuerpo que pudimos afrontar la dulce recta final con las fuerzas necesarias.

Se acompañó todo de un buen Pan Tostado con Allioli, Tomate Triturado y AOVE.

Como postres, un Granizado Mini de Mentira (café licor con limón) y el impactante Pastel de Carne que volvería a degustar una y otra vez. También disfrutamos de una magnífica quesada que aportó nuestro querido amigo Javier viniendo a recordar las que podremos probar en el próximo encuentro de primavera.

Un café solo para terminar que se acompañó de una selección de Mantecados, Pastelitos de boniato, Peladillas...

Bebimos agua y vino, concretamente un original Valle del Botijas Verdejo 2014, un adictivo Valle del Botijas 4 meses 2014 y un reposado Valle del Botijas Crianza 2013, agradeciendo sobremanera al amigo Ramón su generosidad al aportarlos. También se bebió Cava Montsant BN y Cristal-lí de Vins del Comtat.

Reseñar el magnífico servicio que con esmero, paciencia y dedicación nos hizo sentir como en casa.

Agradecer a los organizadores la oportunidad que nos brindaron para conocer la zona y disfrutar de ella.

Despedida y cierre del Encuentro quedando emplazados para la próxima primavera en Cantabria. Allí nos veremos.

  • Sang en Ceba i Pebrella

    Sang en Ceba i Pebrella

  • Bolets amb Llonganissa

    Bolets amb Llonganissa

  • Magre i Fetge

    Magre i Fetge

  • Abisinios

    Abisinios

  • Pericana

    Pericana

  • Esgardat i Saladures

    Esgardat i Saladures

El programa oficial de los encuentros semestrales de esta nuestra querida peña gastronómica que lleva por nombre Los restauranteros suele finalizar con la cena de clausura del sábado. A este último acto, solemos darle un aire más informal, característica que repercute tanto en la elección del local como la copiosidad de las viandas que configuran el menú de esa noche. Llegados a ese punto ya son varios los homenajes con los que nos hemos auto-obsequiado, no apetece un atracón más y se agradece una sentada con un ambiente mucho más distendido.

Situados en ese contexto, los anfitriones de este séptimo encuentro, José Ruiz y Ana Juan, eligieron acertadamente el formidable marco del Círculo Industrial de Alcoi y el restaurante La Gruta para celebrar respectivamente nuestra asamblea anual y la ya susodicha cena de clausura.

En pleno centro de la ciudad, en la famosa calle de Sant Nicolau, eje principal por el que discurren los desfiles de moros y cristianos que se celebran con motivo de las fiestas de Sant Jordi, se erige este bonito edificio de pronunciado estilo modernista y que refleja perfectamente el marcado carácter industrial de esta ciudad alicantina. José y Ana gustaron de enseñarnos sus dependencias y ciertamente resultó interesante recorrer sus amplios pasillos, la elegante biblioteca y los grandes salones donde se celebran actos de carácter cultural y festivo.

Cierto aire nostálgico se respira en el ambiente, reminiscencias del pasado, de la efervescencia vivida en otros tiempos… Uno cierra los ojos y se imagina en otra época, rodeado de señores elegantemente vestidos, fumando largos cigarros, disfrutando del licor de sus copas y conversando animosamente de la vida social y económica de la ciudad con el fondo musical de una pequeña orquesta. En la actualidad esos salones se usan principalmente para la celebración de eventos y banquetes.

Tras cruzar el jardín interior y bajar una amplia escalinata nos encontramos ante la puerta del restaurante La Gruta. Éste ocupa la parte más baja del edificio, el sótano con respecto al nivel de la puerta principal de la calle Sant Nicolau, pero a pie de calle con respecto a la callejuela trasera del edificio.

Siguiendo la costumbre modernista de inspirarse en los motivos propios de la naturaleza, todo el salón intenta recrear el interior de una gran gruta. La decoración, no obstante, resulta excesiva y se consigue un estilo más propio del barroco churrigueresco que de la graciosa sutileza del Art Nuveau. A pesar de ello, resulta curioso y original el interiorismo de la sala.

Ciñéndose a esa máxima no escrita de la que les ha hablado anteriormente con respecto al aire informal que solemos dar a este último acto de cada uno de nuestros encuentros, se pensó en una cena a base de tapas, que aquí se les llama “picaetes”, y, así, conocer también una de las costumbres más saludables que tenemos los valencianos consistente precisamente en ello: compartir raciones al centro de la mesa entre todos los comensales. El menú consistió en:

- Pa amb tomaca i allioli: No se precisa traducción. Hice firme propósito de no probarlo en vistas a lo extenso que se preveía el menú. Imposible. Tomé apenas un poco de allioli con la punta del cuchillo para catarlo y estaba tan rico que acabé devorando tres o cuatro rebanadas de pan en combinación con éste. Casero, como debe ser.

- Olives farcides d’anxova (aceitunas rellenas): Téngase en cuenta que en la ciudad de Alcoy se ubican dos de las empresas líderes en el sector de producción de este producto. No podían faltar, pues. Buen aperitivo para calmar las ansias de tan ávidos comensales.

- Esgarradet i saladures (Escalibada y salazones): Delicioso el pimiento asado y los tres tipos de salazón: mojama, hueva de atún y hueva de maruca. Aquí, en la Comunidad Valenciana, se toman los salazones indistintamente, ya sea en el día a día cotidiano, especialmente en verano, cuando apetece menos cocinar, ya sea en los días señalados en los que la mesa se viste de gala para celebrar algo.

- Pericana: Plato insigne de la zona que no podía faltar en este menú alcoyano. Pimiento deshidrato y rehidratado posteriormente con abundante aceite de oliva. Los canastillos de pan iban cayendo rápido, pero es que tales viandas lo pedían a gritos. Rica también esta pericana, al igual que la degustada la noche anterior en l’Amagatall de Tota.

- Sang en ceba (sangre encebollada): Tapa muy típica en los hogares y en los bares de los pueblos alicantinos. Se trata de un plato que precisa de una acertada preparación. Y, cuando hablo de ello, no me refiero tanto a una técnica cuidada o a una cocción compleja, sino más bien a una correcta condimentación. La sangre resulta bastante insípida, bien lo sabemos, exceptuando una pronunciada sensación metálica que altera significativamente nuestras papilas gustativas. Se requiere, pues, el uso abundante pero, a su vez, proporcionado de cuantiosas especias: el orégano, la pebrella… Todo ello, junto a esa cebolla “pochada”, puede encumbrar dicho plato o condenarlo al ostracismo. La sangre de La Gruta estaba deliciosa y consiguió hacerme recordar aquella otra que tan magistralmente preparaba mi abuela en casa.

- Abisinios: Tapa de nombre curioso y circunscripción casi exclusiva a esta ciudad. Simple como ella sola y, a pesar de ello, resulta rica y original. Se trata de medio cocido que, posteriormente, se reboza y se fríe. Aúna simpleza y autenticidad. Correcto ese rebozado, sin acusar para nada un exceso de aceite.

- Magre i fetge (magro de cerdo e hígado): Combinación de dos tapas típicas que suelen servirse por separado. Como en los bares al uso, se acompañaron también aquí con la famosa “picaeta” (majado) de ajo, frutos secos, perejil y AOVE. Llegados a este punto, las fuerzas de algunos comensales ya empezaban a flaquear y cierta sensación de pánico cundió en la mesa viendo los platos que aún restaban por salir en el menú que nos habían entregado por escrito.

- Mandonguilles d’aladroc (albóndigas de boquerón): El aspecto exterior es de unas croquetas confeccionadas de manera totalmente casera y la apariencia algo basta o descuidada. La textura, sin embargo, no corresponde a las típicas croquetas careciendo absolutamente en este caso de la melosidad en su corazón que tanto las caracteriza. Se trata, como su nombre bien indica, de unas albondiguillas pero que en lugar de haberlas sometido al guiso, han pasado por la freidora. Potencia sápida del pescadito. Enganchaban.

- Bolets amb llonganissa (setas con longaniza): Alcoy se encuentra rodeada de montañas y, en ellas, crecen algunas variedades micológicas. Seguramente la producción no es la suficiente para abastecer la demanda de todos los hogares y restaurantes, pero esa presencia cercana ha propiciado que las setas figuren en el recetario tradicional de las comarcas de l’Alcoià y su vecina: el Comtat. Los bolets son setas de pequeño tamaño que se preparan salteadas en la sartén con el acompañamiento del majado del que hablamos anteriormente.

- Olleta alcoiana (cocido de Alcoy): Guiso supertradicional y de gran consistencia (téngase en cuenta que en Alcoy el frío aprieta durante bastantes días en otoño e invierno) a base de alubias y carne de cerdo, fundamentalmente. Se usó en esta ocasión una legumbre de tamaño más bien pequeño y el fondo espeso estaba delicioso. Inexplicablemente todos los comensales acabamos prácticamente con nuestro pucherito vacío y eso que más de uno se había retirado varios platos atrás. Ello dice mucho a favor de este guiso magistralmente preparado.

- Mentireta (granizado de “mentira”): Otra de las singularidades de estas comarcas interiores es la elaboración y la ingesta de café-licor. No se confunda, por favor, con el licor de café. Nada que ver. Es una bebida espirituosa confeccionada con la maceración conjunta del aguardiente y el café. Se toma a secas o con sifón como aperitivo, en copa baja con hielo tras una comida, combinado con coca-cola como copa de trago largo e incluso con granizado de limón recibiendo el nombre de “mentira” en este último caso. Se sirvió con la finalidad primera de darlo a conocer y también como sorbo refrescante que marcase el paso de la parte salada del menú a los postres. El pronunciado sabor amargo del café sorprendió negativamente a algunos que esperaban un sorbete dulzón como suele ser habitual.

- Pastel de carne: Curiosísimo postre también exclusivo de esta zona y legado inconfundible de la presencia en estas tierras de la cultura árabe durante siglos. Se trata de un hojaldrado relleno con un guiso de carne y fuertemente especiado con canela. Se sirve caliente o frío y resulta sorprendente la gran acogida que tiene esta “rareza” entre quienes lo prueban por primera vez.

- A modo de “petit fours” rematamos tan grandioso menú con dulces típicos de la repostería alcoyana: mantecadas, pastissets de moniato (empanadillas dulces de batata), peladilles (de almendra y de piñones), naranja con chocolate… La sensación de no poder más motivó que casi ni los probase pero las opiniones en la mesa fueron altamente positivas. En la línea general de todo el menú, se acompañaron estos con infusiones de hierbas propias de la cercana Serra de Mariola. Un buen broche final.

Para acompañar este menú, uno de los miembros de nuestra Peña, Ramón Cobeña, nos obsequió con los vinos que elaboran en la bodega de la que es copropietario: Valle del Botijas. Probamos en primer lugar un blanco variedad verdejo y, a continuación, dos vinos tintos con el mismo nombre que la bodega: el primero con cuatro meses de crianza y el segundo un crianza de 2013 que estaba delicioso. Fue precisamente éste último el que más me gustó.

Para terminar, quiero hacer una mención especial a Carmina Torregrosa, persona encargada de la sala en el restaurante y que explicó todos y cada uno de los platos que salieron y, además, varias veces, dada la magnitud de la mesa que ocupábamos esa noche. Sus apuntes sobre las tradiciones alcoyanas, sus pinceladas sobre la historia de la ciudad y la contextualización de los platos en ella resultaron interesantísimas e ilustradoras para quienes desconocían por completo la idiosincrasia particular de esta ciudad y su comarca. Muy agradecidos, de verdad.

Alcoy es una ciudad realmente sorprendente, sobre todo para ojos forasteros que o no sabemos, o ya no recordamos, que fue pionera de la revolución industrial española, desempeñando durante la misma, y tras ella, un papel estelar en muchos sectores, en especial en el textil. Fruto de ello goza de patrimonio arquitectónico delicioso. Una maravilla pasear por sus calles, sobre todo si tienes el privilegio de contar con un dueto de guías como Jose Ruiz & Ana Juan.

Así que, Los Restauranteros, después de un día con un programa trepidante, nos dispusimos a dar un paseíto antes de cenar desde el hotel hasta el restaurante, muy atentos a las explicaciones de nuestros anfitriones de lujo. Destaca en el recorrido la famosa “Casa del Pavo”, referente del modernismo en Alcoy.

Y tontín tonteando llegamos a nuestro destino: el Círculo Industrial. Impresionantes instalaciones en las que se respira una mezcla de pujanza, decadencia, boato, practicidad… Curioso, curioso, como su mezcla de estilos, en la que un neófito como yo aprecia claros signos modernistas. Pues allá que celebramos nuestra Asamblea, oigan, en la soberbia, rancia y señorial biblioteca del Círculo Industrial de Alcoy, ni más ni menos. No nos veremos en otra así…

Una vez terminada la relajada y breve reunión (Los Restauranteros estamos cada vez mejor avenidos) nos condujeron al restaurante que está en estas mismas instalaciones, enormes, deleitándonos con una paradita en el espectacular Salón Rotonda.

Una gran gruta artificial da cobijo a una parte del restaurante, nosotros estuvimos en la adyacente, en una mesa enorme, amplia, con nuestro diablillo en su roll-up presidiendo y vigilándonos.

¡Venga, pues vamos con esa cena de picoteo! Porque eso es lo que en el programa rezaba: “Cena Picaeta alcoiana”. Jo, qué buena idea, pensamos todos. Con los excesos que habremos cometido cuando lleguemos a la cena, qué bien, un picoteo variado, suave, ligero, unos vinachos… ¡Bien por la organización!

Súbitamente, comenzó a fraguarse la tragedia:

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Cena “Picaeta alcoiana”

Olives Farcides d’Anxoves Casolanes
Esgardat y Saladures
Pericana
Abisinios
Mandonguilles d’Aladroc
Sang en Ceba y Pebrella
Bolets amb Llonganissa
Magre i Fetge
Degustació d’Olleta Alcoiana
Granizado mini de Mentira
Pastel de Carne

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Y un plato, y otro, y otro… ¿Suave?, ¿ligera? ¡Meca….! Como por la cuarta o quinta entrada, cuando no llevábamos ni la mitad, acaeció la anécdota de la noche, que bien puede resumir y dar una idea de la magnitud de la ingesta. Fue una conversación entre Ramón, el fornido Ramón, el legendario Ramico, el sietemachos, el duro de la peña, con Isaac, ilustre componente del ala dura, un estómago con patas imposible de saciar. Más que conversación, Ramón exclamó al cielo:

¡Por Dios, que alguien pare esto!

A lo que Isaac, resignado, y sin perder bocado, contestó:

Ramón, esto no hay quien lo pare

Me entró un ataque de risa tremendo. Jo, oye, que risas.

El caso es que sólo tres o cuatro (y me sobra alguno), llegamos al final, no petamos por el camino. Y el caso es que todos, absolutamente todos, quedamos encantados ya no por la cantidad ni por la variedad, sino por lo bueno que estaban todas y cada una de las picaetas que por allá desfilaron.

Un recorrido por la gastronomía tradicional alcoyana de arriba abajo, es que no se debieron dejar nada. ¡Quéeeeeeeee rico todo, oigan! Me da pena destacar algo sobre los demás, pero sin duda esa olleta alcoiana, trabadita, con la alubia pequeñita, mantecosa… ¡Uaaaaaaaaaaa! Y ese pastel de carne que aquí es un postre, sí, un pastel de carne de postre, aquí tonterías las justas, con claras reminiscencias morunas, a algunos nos recordó la pastela marroquí, por la masa, la canela, el concepto… Pero muuuuuucho mejor la alcoyana, ande vas a comparar. ¡Fuuuuuuuuuuuuuuá!

No creo equivocarme si digo que todos repetiríamos en este restaurante, que muchos de nosotros, en cuanto pasemos por Alcoy, comeremos aquí de nuevo. Fue, sin duda, el inesperado triunfador del Encuentro Alcoyano.

Y para beber, nuestro bodeguero particular de Valle del Botijas nos obsequió con varias de las referencias de su porfolio: Valle del Botijas Verdejo 2014, Valle del Botijas 4 meses 2014 y Valle del Botijas Crianza 2013. Vinazos, unanimidad. Me gustó hasta ese verdejo, qué bien trabajado ese verdejo “de los de antes”. Y no digamos ese semicrianza, para no parar, y ese crianza, qué empaque y qué hechuras.

Previamente una copita de Cava Brut Nature Montsant, y posteriormente un Cristal-li de Vins del Comtat. Sensacional secuencia.

El servicio. El servicio, el servicio, el servicio. Merece un capítulo aparte y una mención especial por la profesionalidad, amabilidad, oficio, elocuencia y cultura de la jefa de sala, Carmina Torregrosa. Fue un auténtico placer escucharla y observar cómo se desenvolvía. Cada vez que se servía un plato, Carmina se acercaba discretamente a un grupito, y por zonas, iba explicando el concepto del plato, su imbricación con la sociedad alcoyana y nos dejaba un pedagógico apunte de la historia de Alcoy. Qué maravilla. No se me ocurre una jefa de sala mejor para el restaurante de una institución del perfil del Círculo Industrial de Alcoy. Plas, plas, plas.

Y, cómo no, otro PLAS PLAS PLAS, para Ana Juan & Jose Ruiz, Jose Ruiz & Ana Juan que superaron todas las expectativas por programa, por mimo, por variedad, por calidad, por puesta en escena, por detalles, por…. Por todo.

Y colorín, colorado, este encuentro se ha acabado.

Este es uno de los espacios gastronomicos del círculo industrial de Alcoy, asociación recreativa y cultural, además de privada, que en su momento nació como sitio de reunión de la sociedad empresarial alcoyana, os dejo un enlace, es mejor verlo, la verdad es que nos sorprendió mucho la historia de este edificio, ya que nos ayudo a entender la cultura y por supuesto la gastronomía de la zona.

De la mano de Jose y Ana nos paseamos por distintas estancias de las que emanaba un ambiente especial, grandes espacios con mucha historia.

La verdad es que yo no entendía de donde se podía sacar un restaurante con semejantes espacios, pero al final, tras atravesar un bonito patio llegamos al restaurante, muy grande y espacioso, con una decoración peculiar, de hay el nombre la gruta, había estalactitas, bueno mirar vosotros, os lo aconsejo.

http://www.circuloindustrial.es/presentacion.html

Una mesa enorme y bien preparada, una atención exquisita por parte del equipo capitaneado, creo que por Mari carmen , si me equivoco que me perdone , porque no se lo merece , nos explico cada plato , su historia , su elaboración , vamos todo , nunca me he sentido tan apreciado como comensal y pocas veces he visto a alguien tan interesado por agradar e instruir , juntamos esto con la historia y la belleza del local y para mi sobresaliente .

Siendo la cosa así, el menú podría haber sido lo de menos, pero creo que es un menú tan representativo de la cultura y la gastronomía de una zona, Alcoy, que a través de el, aprendí muchas cosas, gracias a y espero acertar, Mari carmen.

Vaya por delante que los de Bilbao tenemos fama de exagerados , no se si tiene algo que ver el tejido industrial del metal, pero curiosamente los Alcoyanos también tienen la misma fama, bueno Jose utiliza el termino chovinista, yo creo que mas bien, los de Alcoy, después de los bilbainos por supuesto , nacen donde quieren , además a la hora de esta cena , que ellos llaman picadeta , son muy de Bilbao ellos , pedazo de raciones , imposible acabarlas , bueno de hecho algunos nos llevamos el postre y todo.

Empezamos con unas aceitunas rellenas de anchoa, primera clase de historia, pues no te fastidia que las inventaron en Alcoy.

Pan con tomate y alioli, casero, pan tostado y aceite rico con su pipeta.

Escalibada con salazones: berenjena asada, tomates deshidratados, mojama y hueva de atún y maruca y yo que pensaba que los tomates deshidratados era cosa de los italianos, pues en Alcoy de toda la vida de dios.

Pericana, la que mas me gusto de las que probé, mas suave, creo que por los pimientos.

Sangre encebollada, la primera vez que me doy por probar la sangre, nunca me han gustado estos productos, pero después de aficionarme a las mollejas y probar los riñones, ya le doy a todo, estaba muy especiado, no me acuerdo como se llamaba la especia, creo que también la usaban en el gazpacho manchego, el caso es que me gusto por la especia.

Abisinios, aquí dude, así se llama a un dulce en la zona de castilla, pero en Alcoy es un huevo duro, rebozado.

Albóndigas de bacalao, yo no se si fue la traducción, pero entendí croquetas , y ante la falta de bechamel, creo que si.

Magro e hígado, aquí pobre un cachin de magro, el hígado si no es de pato u oca, no puedo ni olerlo.

Revuelto de setas con longaniza, otro plato típico de la zona, ya no podía ni con mi alma.

Olleta de músico, se llama así porque era lo que se les daba a los músicos en la fiesta de moros y cristianos, claro cundía bastante , pues no me digáis porque pero estaba tan rico que a punto estuve de repetir y eso que antes de las alubias, no podía mas, si porque es un plato de cuchara de fesolets (judías blancas secas).

Como postre o más bien como digestivo Mentireta, granizado de limón con un licor de café de la zona, el amigo Toni a este mismo licor le hecha coca cola, tela como andáis por el levante, luego los brutos somos los de Bilbao.

Y por penúltimo, pastel de carne, en mi anterior comentario ya os dije el trabajo que lleva, me encanto, quien me iba a decir carne de postre, con esa pasta con canela, muy bueno.

Y para remate, unas bandejas con postres típicos de la zona, chocolate a la piedra, peladillas de piñones y almendras, otros con pasta de boniato dulce y otros estilo mantecados, muy buenos, bueno ayer acabamos las peladillas entre mis chicas y yo y es que nos llevamos entre los dos mas grandes y mas guapos, todo lo que en las bandejas quedo.

Para beber los vinos de valle de botijas, cortesía, una vez mas, de Ramico, no es porque uno de sus creadores este a la mesa, pero me encantan, el roble, potente, directo, frutal, el verdejo, sin tropicalidades ni aditivos y el crianza, goloso, agradable, estupendos de verdad.

Resumiendo, comí, bebí, aprendí y disfrute de la compañía de mis amigos restauranteros , gracias a Joseruiz y a Ana, por enseñarme su ciudad y su cultura, gastronomica e histórica, gracias por esa organización megaalucinante, gracias a Ramon por sus vinazos , gracias a Javier por la quesada y sobre todo gracias al equipo de la gruta, me lo habéis hecho pasar de puta madre, he dicho.

Por cierto fui el único que se tomo un gin-tonic, también de una gin alcoyana, eso vamos a tener que hablarlo en junta, no puede ser.

Características muy peculiares bien descritas por Ana y Jose Ruiz. Añadir que la decoración puede parecer demasiado artificial, muy tipo falla, pero que fuera de esa apreciación permitir que las mesas estén bien separadas y que un comedor tipo salon de banquetes permitan cierta intimidad a las mesas.
Este dia no hacia mucha falta porque éramos muy pocas mesas y eso que ganamos en atención personalizada.
Más merece la pena el edificio y su historia. Tiene un aparcamiento propio muy interesante por la zona en que está el local y su difícil aparcamiento.

Mesa para cuatro a medio día.
Mientras veíamos las cartas de comida y vinos y decidíamos, un fino La Ina tan barato como bueno.
Como había gente de fuera y que además le gustaba el tema del vino, opté por un vino local poco conocido, bien valorado en guías y cada vez más presente en la restauración de la comunidad: Los Almendros tinto de bodegas El Angosto con su parte de uva marselan que le aportan elemento diferenciador. Bien de temperatura, buen descorche, cata y servido en buenas copas en todo momento.
Un buen pan y un buen aceite, suave, Troya nos permitió mejorar la espera de lo encargado.

Entrantes al centro: chipirones con ajitos, buen plato, bien hechos, sin exceso de aceite.
Jamón y lomo, bien cortado, buena ración; especialmente bueno el lomo.
Setas a la plancha; aunque no es temporada, es fácil recurso de plato a compartir. Correcto sin más.

De principal opté por el bacalao hecho a la plancha y con cebolla confitada; buena ración, bien de sal, suficientemente hecho pero sin secarse; buena compañía la de la cebolla para el bacalao. Plato bien resuelto pensando más en el producto que en la creatividad.

Postre: sorbete de mandarina. Poco original pero refrescante.
Sin licores que toca trabajar la tarde.
Buenos cafés sin extras ni al principio ni al final.

Alguien podrá pensar que este lugar es un recuerdo, impertinente en estos tiempos, del pasado industrial boyante de la ciudad de Alcoy y quizá así sea en cierto modo. Pero la verdad es que se mantiene vivo y con mucha actividad, especialmente por su restauración.

En la actualidad lo regentan el matrimonio formado por la maître Carmina Torregrosa y el cocinero Pepe Alcaraz.

Desde 2005 restaurante de diario en la Gruta
En 2005 abrieron la gruta como restaurante diario y salón de banquetes de menor número de comensales. Mesas redondas bien vestidas, con cubertería y cristalería de un buen nivel. Destaca notablemente el servicio profesional de una plantilla estable en el tiempo. Su cocina está basada en el producto y platos bien elaborados.

Carta de vinos clásica
La carta de vinos está organizada por tipos, blanco, rosados y tintos. Distingue ya entre los tintos los Rioja y Ribera del Duero, crianza y reserva. Es una carta clásica donde las haya y con unos precios que suponen un recargo moderado, del 50% sobre el precio de tienda.

Comer a la carta o el menú diario
Presentan una carta con diversos entrantes fríos y calientes o ensaladas, pescados y carnes. Así mismo ofrecen hasta 8 tipos de arroz. Especial mención merecen los platos tradicionales de la zona, los guisos de La Olleta (con alubias, pencas, cerdo y morcilla) y la Borreta (con espinacas, patatas, bacalao, pimiento y huevo).

Además sirven un menú de martes a domingo, en que te dan a elegir un primer y segundo plato de entre cuatro platos de cada, así como postre. Añaden dos entrantes a modo de aperitivo. Con el agua, pan y café incluidos pero no otras bebidas, han fijado en precio de 19 € más IVA ó 16€ si eres socio.

Abren para almuerzos de martes a domingo y cenas sólo los viernes y sábados (previa reserva).

Nuestro menú diario de 16€ + IVA + vino
En esta ocasión, sirvieron como entrantes un gazpacho y degustación de quesos y ensaladilla de salmón, todo ello en pequeños bocados como veréis en las fotos.

Coincidimos en el primero, al elegir la Ensalada Tibia de Tallarines de Sepia con Vinagreta de Frutos Secos. Buena por su aliño y la sepia en condiciones.

El segundo de Jose fueron los Bocaditos de Solomillo de Ternera con Salsa Café Paris, salsa para mí curiosa, con base en el café.

Yo opté por el Crep de Solomillo Ibérico Gratinado con Salsa Carbonara y Parmesano y acerté, ya que es un plato consistente y sabroso. Sobre la salsa bechamel descansa un crep que contiene trozos de carne y verdura. Me gustó mucho.

Para postre ofrecían tartas caseras, fruta o sorbete y… elegimos las tartas de moca y de chocolate.

Vino rosado para acompañar el menú
Pedimos un rosado para acompañar el menú completo y no tenían de la referencia inicial, con lo que cambiamos a un Muga 2012, fresco apetecible en un día de calor tardío. Nos comentó el maître que no es habitual que por nuestra zona se pida un rosado.

Servicio, entorno, calidad y precios moderados

En el blog vinowine os cuento algo más de la historia del local y podéis ver la fotos de la cueva y el edificio modernista, además de las de platos
http://www.vinowine.es/restaurantes/comer-en-el-circulo-industrial-de-alcoy.html

Ubicada en el corazón del Círculo Industrial alcoyano, este amplio restaurante caracterizado de gruta, ofrece una cocina de mercado con un producto de buena calidad y unas elaboraciones sencillas pero más que correctas. Delicioso el steak tartar que probamos y muy bien elaborados los pescados, aunque un pelín pasados de cocción, no llegaban ni mucho menos a estar secos pero no estaban perfectos.
Del servicio del vino puedo hablar poco porque éramos una mesa muy grande y preferimos servirnos nosotros mismos. Las copas son distintas calidades pero en la gran mayoría de los casos podrían mejorar.

Debo destacar la amabilidad y diligencia del servicio durante todo la comida y su buen hacer.
Un restaurante interesante que merece la pena visitar si después se visitan las instalaciones del Círculo Industrial.

Ubicado en la antigüa discoteca “Casablanca” del Círculo Industrial de Alcoy, espacio reformado del que conservan la simulación de cueva o gruta, con techo rocoso, estalactitas y estalagmitas decorativas, incluso algunos espacios con agua. Han “abierto” todo un lateral para dotarlo de luz natural. Buena separación entre mesas.

La carta está estructurada: cinco aperitivos fríos, ocho calientes, tres ensaladas, seis arroces, siete elaboraciones de pescado, cinco de carne y un mínimo de cinco postres, basada en la cocina de mercado o de temporada con un recetario que podríamos clasificarlo de “clásico” que se sustenta sobre todo en la calidad del producto y en su correcta elaboración. Las raciones son abundantes y de buena presentación. Vajilla y cubertería suficiente. El servicio es atento, dispuesto y muy profesional.

La carta de vinos es clásica y corta, con referencias previsibles (rioja y ribera del duero) y algún guiño a denominaciones próximas (alicante, Utiel Requena, etc.). Tanto en vinos tintos como blancos. La cristalería es adecuada en la forma pero no toda es de calidad, siempre la copa de mayor “empaque” para el vino tinto. El servicio es dispuesto y atiende a solicitudes de decantación, enfriadores, cubitera, etc., pero sin guardar todos los formalismos propios del servicio del vino.

Precio medio por comensal: 40 euros, incluido vino e impuestos.

El Circulo Industrial de Alcoy es uno de los espacios más interesantes que todavía rezuman el aire y el gusto de la burguesía industrial de finales del siglo XIX y principios del XX. Si se puede, no dejéis de visitar los salones y su decorado o la biblioteca. El restaurante, sin embargo, se ha emplazado recientemente en un recinto más "modernista" que simula una gruta, bastante espacioso y relativamente bien aislado acústicamente y con buena luz. La cocina, de mercado, está bien elaborada y las raciones son más que generosas. La carta de vinos, lamentablemente, corta y bastante tradicional, como suele ocurrir en estos sitios. No obstante, las copas y la temperatura de servicio de los vinos fueron correctas. El servicio, en general, clásico pero enormemente profesional (algo que hoy en día se echa a faltar en muchísimos restaurantes más nuevos). Comimos cuatro personas con varios entrantes, segundos platos de pescado, postres, cafés y dos botellas de vino (Terras Gauda) por 160 euros.

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