Recomendando por el novio de una de mis amigas de Valladolid al que ya habíamos intentado ir en varias ocasiones. El local me pareció elegante y cómodo; con un menaje sencillo, bonito e impoluto, destacando el buen gusto y sencillez en la decoración de los baños.
Yo me decanté por un Arroz cremoso y un Sargo, platos que llegaron a la mesa en su momento justo y con esmerada presentación; finalizando con una Mousse de piñones que me pareció una delicia.
El servicio muy profesional educado y amable; y una relación calidad precio, que a juicio de las presentes en la mesa nos pareció bastante aceptable.

Sala muy acogedora con paredes donde predomina el color tierra y dorado en consonancia con la utilización de madera natural, que unido a su cómodo mobiliario invitan a la relajación y conversación fluida. Cocina con una elevada calidad de producto e inmejorable presentación, donde se aprecian claramente una refinada y mimada elaboración, con fuertes e impactantes sabores fruto de esmeradas reducciones.
Servicio en sala muy profesional, atento y amable, con atención continua y discreta hacia los comensales. Bodega con variedad de referencias nacionales e internacionales, con un servicio de vino y recomendaciones por parte de la Jefa de sala aceptables, y acordes con los platos.
Inmejorable relación calidad-precio, si se compara con otros restaurantes de su altura a nivel local y nacional, destacando igualmente de manera especial los mas que ajustados precios en la carta de vinos.

A mediados de febrero realicé una visita de trabajo a Valladolid, recorriendo una serie de restaurantes punteros recomendados por un buen amigo Vallisoletano; llevándome de éste restaurante un agradable recuerdo, que me obligará a visitarlo de nuevo.
La sala desde el primer momento me pareció encantadora y sin disonancias, circunstancia que inmediatamente provoca un estado de armonía y comodidad en la mesa, y que fusionado con una muy buena cocina de producto y un servicio amable y profesional, denota una gran profesionalidad e importante proyección.
Igualmente me gustaría matizar, que al degustar la elección de unas alcachofas con trufa por parte de uno de misma acompañantes, me provocó una gran satisfacción personal y profesional comprobar como en su elaboración se había utilizado única y exclusivamente “T.Melanospurum” en su estado optimo y natural; sin apreciarse rastro alguno de ningún tipo de potenciador químicos cada vez mas utilizado en ciertas cocinas, e inimitable en caso de la Trufa.

Pequeño restaurante, pero con mucha fuerza, comimos menu degustación y todas las elaboraciones nos parecieron magnificas, no se arriesgan mucho pero hay un buen control de la materia prima y de las tecnicas culinarias, es el restaurante que mas nos gusto de valladoliz, felicidades a la maitre que desborda amabilidad y simpatia. Buena carta de vinos. Felicidades a todo el equipo

Cualquier novedad en esta ciudad siempre es bienvenida.
Dos visitas en una semana me han hecho comprobar que no es oro todo lo que reluce.

En mi primera visita, optamos por el menu degustacion. Un aperitivo (croquetas de trufa?), 2 entrantes un plato de pescado y un plato de carne , mas postre.
Buen producto, buena cocina todo ello acompañado de un buen servicio.
En mi segunda visita, un bajon considerable, repetimos los entrantes, eso si donde antes habia cigala ahora no la hay (con pretextos por parte de la jefa de sala, no muy convincentes) y con un pescado , en esta caso , sepia a la plancha con un puerrito relleno de centollo, y un conejo relleno con un farse de foie, muy pero que muy flojo.
Y del postre ni hablar , una mini quesada seca , dificil de comer. Intolerable en un restaurante que ha sido finalista en Madrid Fusion.
Como es posible que haya tanta diferencia entre una visita y otra?.
Respecto al servicio del vino , buenos precios, un 40% mas que en tienda (se agradece), pero si tome el mismo vino un Requiem en las dos visitas , como es posible que en la primera se decantara y en la segunda no. Solo a peticion mia se decanto.
Le daremos otra oportunidad.

Un buen ejemplo de como se puede trabajar en una ciudad tan clasica como Valladolid. Vamos, espero que les vaya bien, me imagino. El restaurante está muy bien, la cocina también, y la selección de vinos, excelente. Me lo pasémuy bien.

Acudo con frecuencia a la ciudad de Valladolid y por tanto disfruto de su gastronomía.

He acudido al restaurante Trigo al que tenía interés en acudir, tras las referencias percibidas tanto orales como escritas.

Ubicado en una calle cerca de la Catedral, perfecta recepción, mesa amplia para cinco comensales, adecuada vajilla, cristalería, mantelería etc.. Sillas muy cómodas.

Se degustó menú denominado Festival maridado a nuestra petición con la indicación que el jefe de sala estimó (sólo consultó el tipo de uva)

Tras un aperitivo de croquetas de espinacas, se comenzó con ensalada de lengua de ternera con manzana: muy buena combinación con excelente aliño.

Segundo arroz basmati con cigala, destacando el sabor auténtico a marisco de la cigala.

Bonito la plancha con escabeche de calabaza: perfecto el pescado no siendo menor el de la calabaza.

Cochinillo concitado con escorzonera: ¡qué cochinillo¡

De postre sorbete de cítricos con helado y espuma de calabaza.

Se acompañó de Circus Chardonnay 06 y Borsao tres picos 02.

Carta de vinos, en un formato muy agradable de manejar, con precios muy. muy ajustados, faltando quizás alguna referencia más extranjera. Es de destacar la indicación por parte del jefe de sala de unos vinos con perfecta combinación con el menú y al mismo tiempo con un precio muy ajustado( no se puso tope ni indicación de precio).

A destacar el servicio del personal en un local agradable.

La relación calidad precio excelente

Tengo el placer de conocer en persona a Víctor (el chef),su cocina se puede describir como tradicional pero con toques de autor.Intenta ser conservador porque en una ciudad como Valladolid arriesgar de golpe con una cocina minimalista-creativa es un tanto suidida pero poco a poco va introduciendo platos innovadores.Puede degustar su "menú de trufa" este año y me encantó.Su carta no es muy amplia pero justa.La carta de vinos bastante buena con un poco de cada D.O.Destacar el trato en sala,exquisito.Tiene un salón-reservado para unas 15 personas muy acogedor que lo puede cerrar para una celebración.En definitiva te sientes como en casa.

Aunque está en una zona estupenda, entre la catedral y Sta. María la antigua, la calle es poco vistosa y cuesta localizarlo. Pero merece la pena. Una sala cómoda, sin estridencias, música ambiental agradable, un servicio muy amable y lo principal: una muy buena comida. Sin alardes innecesarios, con productos conocidos y bien tratados, buena presentación y sabores netos. Huevo poché con guiso de lengua de ternera, cabrito con trigo y ensalada, copa de gelatina de naranja, crema de queso y espuma de calabaza, todas elaboraciones muy sabrosas. Buen pan. La carta de vinos también adecuada, realista para la posible rotación, y con algunas marcas no muy trilladas. Buena RCP: sin bodega, 50 por persona (Los otros 25 fueron el vino). Aire fresco en los fogones de Valladolid. Llevan poco tiempo y ojalá les vaya bien.

Discipulo del magnate de la cocina santamaria, ha conseguido en un pequeño restaurante de apenas 50 mesas, realizar unos platos exquisitos con una presentacion perfecta, todo un lujo para el paladar y la vista en un entorno adecuado y con un servicio de camareros perfecto.
La carta de vinos es adecuada, el descorche perfecto, el menu degustacion imprescindible y si pides degustacion de vinos tambien te la hacen con el menu... totalmente recomendable