Voy a menudo y las tapas son mas que correctas. Ademas se van añadiendo nuevas, aparte de la carta fija. Las tapas de cuchara muy buenas y lo peor la espera para cenar pues no se puede reservar.

Estaba por la zona a eso de las 14:00, local lleno, poca espera, decidí quedarme mientras echaba un vistazo al periódico. Aumenta el consumo, dicen. A ver...

Comí:
Una de bombas, bien
Unos huevos rotos con patatas y butifarra negra, muy buenos
Pan con tomate, bueno
Un café, bien

De beber: una copa de cerveza (Moritz)

Ahora viene cuando puntuo: servicio de vino, no pongo nada porque no bebí. De haber pedido, pondría como mucho un 4 o un 5, por lo que ví y experimenté en anteriores ocasiones. Al no valorar el servicio de vino, resulta que la puntuación global sale mejor.

Abierta de 9 de la mañana a 12 de medianoche la cocina, este pequeño local con capacidad para unos 35 comensales, y donde no se puede reservar mesa, da alguno que otros dolores de cabeza si quieres disfrutar de él. La hora de visitarlo recomendada, es de 9 a 11 de la mañana y de 4 a 7 de la tarde, si no quieres hacer cola de cómo mínimo 20 minutos y alcanzando tranquilamente la hora y pico. Una vez consigues mesa, todo va de maravilla, la atención del personal es excelente, el servicio rápido, la comida buena y recién hecha, y el precio aceptable.
El bikini comerç 24 riquísimo, y los huevos estrellados de payés supremos.
Eso si estás rodeado de turistas (cosa a la que estoy acostumbrado, y no me molesta). Buen surtido de champagnes y cavas. En cuanto a vinos, muchos catalanes, algún rioja y ribera.
Hay también pescado de la lonja al gusto (pero no se a que precio)
Sitio recomendable para ir alguna vez, pero no asiduamente.

Que un martes noche cualquiera se tenga que esperar media hora en un local así, me hace dudar de los mensajes de crisis de prensa y gobiernos. Y más cuando veníamos de otro local donde tuvimos que sentarnos en la barra porque todas las mesas estaban ocupadas.

Aproveché el tiempo para echar un vistazo por el local. Hacía tiempo que no iba. Me pareció idéntico. Muchas mesas minúsculas apelotonadas. Mucha gente, sobretodo extranjera, acaso culpa de su ubicación, enganchado al Pº de Gracia. Mucho ruido. Y vi un cartelito que me llamó la atención: "Aforo máximo: 37 personas". Por matar el rato, empecé a contar... paré al llegar a 45, y todavía no me había contado yo.

En fin, que, una vez sentados en la barra al ladito de la puerta del lavabo, miramos el sobre que te dan con los platos de la carta y la pizarrita con los platos del día.

Al tema:
- Gazpacho con albahaca (4,50€) - Insípido. Sacado de una botella de plástico de agua, con un chorreón de aceite de albahaca.
- Patatas bravas (3,50€) - Su mayor mérito es no ser congeladas. La salsa, pues no sé. Picar, no picaba. Y de sabor... pues no demasiado.
- Salmonetes (14,-€) - Pequeños, pero buenos. No sabían a aceite refrito... apenas.
- Costillas de conejo empanadas con allioli (9,-€) - Me gustaron, aunque el allioli estaba flojito.
- Pan con tomate (3,-€) - Bien.

Una copa de vino blanco (3,-€) de Segura Viudas (el único que venden por copas, un blanc de blancs bastante normalito) bastante fresquito, pero que se calentó en segundos, y 4 aguas a 1,50€/botella completaron la cena. Me sorprendió que mi copa fuese Spiegelau.

Recordaba la comida algo mejor... Igual me hago viejo :-D

P.D. Hay que buscar a la chica con el pelo verde para que te apunte en la lista. Si no, no comes ;-)

Realmente decepcionante aunque el servicio fue muy atento. Pedí el famoso bikini...¿....? Un tormento para el paladar. Pedí también sus famosas papas bravas, realmente no entiendo porque tienen tanta fama ¿acaso será porque las patatas fritas no son congeladas? Pedí costillas de conejo rebozadas y fritas, estaban muy bien pero quizás demasiado especiadas y el aceite en el que las frieron tenía más historia que un romano, sabía a aceite requemado. Las costillitas venian acompañadas de un ali-olli tristísimo. En resumen, la cola de gente esperando llegaba a la calle, la gran mayoría eran turistas extranjeros y creo que para ellos se queda este local. Solo el servicio se salva por su atención.

Pequeña tasca en pleno ensanche de barcelona que recupera quizá lo mejor de su restaurante matriz (Comerç 24): la calidad. La decoración no es de destacar; la iluminación sí (un bajo obliga). El concepto es una tasca con la cocina visible al cliente. La elaboración de las tapas se realiza in situ y al tiempo que el cliente pide. No hay preparados nada más que los platos (que vienen de los buenos fogones del restaurante del Borne), el resto todo sale de lo que el cliente ve. Buenas las tapas tradicionales: huevos estrellados, alcachofas, papas... Y aunque no probé sus afamados bikinis, sí que me deslicé en su acotado mundo de postres; a destacar el helado de chocolate en aceite y sal.
La tasca tiene un maître que destaca por su "savoir faire" y un servicio eficaz.
Para aquellos que gusten de mezclarse con turistas "atrevidos" y lugareños "sin destino".

La situació del Tapaç 24 el converteix en objectiu de qualsevol guiri que visiti BCN i vulgui tastar la cuina "local". Això comporta una massificació que dins el local resolen com poden... bé, pel que jo vaig veure.
Després de 1/2 hora llarga d'espera, varem seure al costat d'una parella de NY i dues germanes italianes. El servei és ràpid i es respira el clàssic caos de bar de tapes...
El menjar té qualitat, sense ser top. Molt bo el "pescaíto frito" i el bikini trufat. Bones les braves, els ous estrellats amb botifarra negra i el macFoie. Carta de vins correcta i amb preus relativament moderats (per la zona).
En definitiva, bon lloc per tapejar "a la guiri", que de tant en tant ja està bé...

Interesante opción cuando apetece comer de tapas en el centro de Barcelona y no queremos recurrir a cualquiera de los macro-locales de tapeo para turistas que tanto abundan por esta zona de la ciudad. El local no es muy grande, y al estar centrico y bastante de moda, resulta complicado pillar mesa, pero si tienes suerte, o esperas un buen rato en la cola, vale la pena, por que apuesta por la tapa de calidad. Muy buenos los huevos estrellados con butifarra negra, por ejemplo, e igualmente interesantes tapas tan "basicas" como las bravas, o las bombas de la Barceloneta.
El servicio es rapido y simpatico, y los precios no son para salir corriendo del susto.
Sin duda, una de las mejores ofertas de tapas de la ciudad.

Lo visito habitualmente. ambiente de bar de antaño con tapas modernas. destacadisimos el macfoie, el bikini trufado de mozarella y jamon, los huevos ya sean en revuelto o tortilla,las bravas, muy bueno el pan con tomate.
depende de a que hora vayas ten paciencia porque la cola esta asegurada, buenos vinos a precios contenidos. sin duda local muy de moda n barcelona

Francamente rico.

Un bar de tapas mítico, lleno de gente que hace cola (esperamos 45 min ppara entrar), servicio rápido, informal, espacio atiborrado de personas haciéndose espacio (tanto físico como sonoro)... pero:

Calidad en materia prima, sencillez, buen hacer. Los huevos rotos están de miedo y proponen varios acompañantes, jamón, chorizo, butifarra. La tortilla está casi tan espectacular como la de Santi (mi gran amigo Santi, que no Santamaría, sino Maestre). Las patatas bravas, ricas, ricas. Pero lo que más gustó a mi mujer fueron los biquinis con trufa. Destacaría yo los puerros con olivada, pero no tanto el arroz negro con chipirones.

Los zumos naturales son espectaculares: el de manzana bestial!

Por cierto, los dueños con sus hijos comieron junto a nosotros, codo con codo en la barra y esperando su turno!!! (nos enteramos después de que se fueran por que la camarera nos lo dijo... al parecer se reían en el buen sentido de nuestros comentarios sobre la comida, que por otra parte, eran siempre buenos)