Resulta sorprendente como en un local de tan grandes dimensiones se sirve una gama tan amplia de arroces y tan bien elaborados. La carta es realmente espectacular y el servicio del vino todo lo bueno que puede ser en un local de tan enormes dimensiones.... aunque depende un poco de quien te atienda. Un local muy recomendable en una localización preciosa junto al Estany de Cullera.

De acuerdo con los comentarios anteriores a los que les añadiria que los arroces en general son muy buenos. Me gustó mas el arroz marinero que el de cigalitas y rape, no por ello dejo de recomendarlo. Tambien hacen muy bueno el arroz del señoret.Los entrantes y el postre no estan a la altura de sus arroces, no obstante es uno de mis restaurantes preferidos.
Hay que reservar siempre con antelación y para disfrutar de este rest., hay que pedir mesa en la terraza(si el tiempo acompaña), y pedir pared(no nos da el sol), si vamos al almuerzo y barandilla(junto al lago) si vamos por la noche.30€;. Tomamos Manuel Manzaneque Finca Elez por 18€;.Carta enciclopédica.

Coincido con los comentarios de Juan Such en el buen hacer de Julián Bastida que tiene controlados hasta los más mínimos errores (algunos de imprenta) que aparecen en una carta con una gran cantidad de referencias nacionales y, menos aunque muy conocidas, internacionales. Los precios algo erráticos. La cristalería debe de mejorar lo antes posible. Por lo demás, una buena experiencia.

Toda una institución en la provincia de Valencia. LLevan más de 50 años en la brecha y se enorgullecen de no haber cerrado sus puertas al público ni un solo día. Han conseguido que a pesar de sus grandes dimensiones el servicio sea bastante ágil. Si se consigue mesa en la terraza (cuando el tiempo lo permite) la experiencia puede ser mucho más gratificante. Entrantes clásicos bien elaborados y buenos arroces. Julián Bastida, el sumiller, se nota que tiene inquietud por el mundo del vino y trabaja una carta muy amplia. Los precios de los vinos, un tanto irregulares, especialmente en los extranjeros. Nosotros pedimos un Kabinett de Markus Molitor (21,80) y un E. Mendoza Shiraz 01 (14,50). Lo que resulta imperioso es mejorar la cristalería con la que se sirven los vinos, al menos cuando lo solicite el buen aficionado. La experiencia invita a repetir. Está a unos 50 minutos de Valencia y el camino de llegada es un poco complicado.

Uno de los más típicos locales valencianos que, a pesar de sus dimensiones (más de 1000 comensales) es capaz de seguir ofreciendo algunos de los mejores arroces (recomendables los arroces melosos: rape, cigalitas y setas; arroz marinero) junto a otros platos de la gastronomía valenciana bien elaborados. El restaurante está organizado en varios comedores de aspecto típico con un entorno muy agradable. Lo mejor, sin duda es su pintoresca terraza al borde de L’Estany. Impresionante carta de vinos que es casi una auténtica guía, en la que se deja notar la mano de Juan Ferrer. Está perfectamente estructurada e incluye una explicación de las características principales de cada DO, zona o país. Muchos vinos de postre se pueden degustar por copas. La cantidad de referencias es muy extensa e incluye casi todos los grandes: Petrus, Latour, Grands Echezeaux, Cos d’Estournell, toda la serie de Ermitas y Pingus, etc. Los precios tienen el equivalente en ptas y son bastante razonables. La conservaci