Restaurante Akelare en San Sebastián
Restaurante Akelare
País:
España
Localidad:
Cód. Postal:

Añadir vino por copa

Precio desde:
104,50 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
Domingos noche, lunes (excepto festivos o víspera), febrero y primera quincena de octubre.
Nota de cata PRECIO MEDIO:
199 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.5
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.3
Comida COMIDA
8.8
Precio medio entorno ENTORNO
9.3
RCP CALIDAD-PRECIO
6.3
Salmonete
Ensalada de Bogavante
"Galletas de chocolate"
Nueces, limón y canela en equilibrio.
GT en plato.
Leche y uva,queso y vino en evolucion
Aquí tenéis el cochinillo
Estos son los aperitivos
VISTA DE LA PARTE EXTERIOR DESDE MI SITUACIÓN
Leche y uva, queso y vino en evolución paralela
Xangurro frio y caliente en ensalada
Falso risotto de verduras. Yema remolacha
Opiniones de Akelare
OPINIONES
39

Nuestra segunda visita a un tres estrellas tras el Martín Berasategui. Al contrario que en éste, en el Akelarre todo me pareció montado para servir exclusivamente menús degustación. En cambio, mi mujer y yo nos decantamos por la brevísima carta, en la que no se encontraba ninguno de los platos de ninguno de los menús. En mi caso opté por una ensalada de bogavante a la sidra completamente vulgar y un chuletón de atún rojo sin ninguna historia. Lo mejor, el amplio reservado, sin vistas, donde compartimos la comida con otra pareja, el servicio, cercano y correcto y el "sommelier". Una de las escasas ventajas de aventurarse a probar un tres estrellas con peques es que en una de las escapadas al aparcamiento vi salir a Pedro Subijana cuando aún no nos habían servido el café, ahora me planteo si sólo se acerca hasta allí para dar la ronda de rigor. En cuanto al resto del restaurante, vistas soberbias, mesas apiñadas y 120 Euros por cabeza comiendo de menú del día. Los pescados todos pudieran ser de piscifactoría o congelados, ni rastro de merluza o de pescados de roca. La cocina en lo que a mi comida respecta muy lejos no ya de un tres estrellas, sino de incluso, cualquier una estrella de los que hemos probado.

Visita a este famoso restaurante regentado por Pedro Subijana, con magnificas instalaciones y vistas a la bahía cantabrica.
En el interior da la impresión de saturación de mesas, quizás demasiado juntas, pero debido sobretodo a que el restaurante estaba lleno. Tiene dos comedores, el de fumadores y el de no fumadores y al no tener una separación completa entre ambas, se percibía perfectamente cuando alguien se fumaba un puro en la otra sala. Pero lo que más nos sorprendio, fue ver fumar también en nuestra sala.
Cocina imaginativa, combinando las técnicas culinarias actuales con la cocina popular donostiarra y en el que el divertimento del comensal juega un papel importante.
Tuvimos la posibilidad de probar los dos menus degustación, ambos impresionantes, con algunas elaboraciones sorprendentes como el xangurro frio y caliente en ensalada, el falso rissoto de verduras, el salmonete integral con fusili de salsa, el melocotón con torrija y almendras, etc, en el que nada parece lo que es y con el mejor plato de quesos que he probado.
Excelente carta de vinos con precios elevados, no así el precio del vino por copas (entre 5€ y 6€) y servicio del vino perfecto.
Servicio de sala magnífico, te hacen sentir como en casa desde el principio hasta el final y con unos camareros perfectamente documentados.
Pedro Subijana salió al final a saludar mesa por mesa, tranquilamente y con muy buen humor.
Muy recomendable

  • Leche y uva, queso y vino en evolución paralela

    Leche y uva, queso y vino en evolución paralela

  • Xangurro frio y caliente en ensalada

    Xangurro frio y caliente en ensalada

  • Falso risotto de verduras. Yema remolacha

    Falso risotto de verduras. Yema remolacha

Otro 3 estrellas finalmente reconocido. Sensacional emplazamiento, y siendo fumadores, solucionado el tema (comes en una especie de mezzanine). Algún problemilla inicial de desatención, solucionado en cuanto atacamos el Menu Aranori. Ningún pero al punto, presentación y placer en dicho Menu (podeis escoger otro muy similar Bekarki).Si acaso, la creatividad va a menos, pero a cambio en el postre nos ponen un fuet...de chocolate!!!Pero donde lo bordan es en el servicio del vino. Acierto pleno. Lineal de Rioja para todo el menu. Copas Riedel. Sensacional apoyo en mesa. Y a Don Pedro...agradecerle que esté allí, donde debe estar.

Si bien la visita a Arzak me dejó bastante mal sabor de boca, por suerte al día siguiente se me olvidó todo al visitar Akelarre. Comparar no es bueno, pero es que no hay color…Todo rozó la perfección. Entorno bonito, mesas grandes y adecuada separación entre ellas, sensación de paz y de relax, el tempo de servicio perfecto, camareros que no eran simples robots recitadores de platos (como en muchos sitios) sino que sabían a la perfección de lo que hablaban, acerca del menú y su elaboración; en resumen, mientras que Arzak daba la sensación de comedor industrial (exagero un poco, por supuesto), aquí se veía clase por todos lados, empezando por la recepción y acabando por el señor Subijana. Respecto a la comida, menús degustación sorprendentes, imaginativos y divertidos. Diferentes texturas y combinaciones acertadísimas, platos muy sabrosos, aperitivos y postres fabulosos. Me faltan palabras para describir la experiencia. El tema del vino también fuera de serie: el sumiller, de esas personas con tantos conocimientos como amabilidad y modestia; las copas (Riedel, Spiegelau), por lo que vi, diferentes en cada mesa dependiendo del vino escogido. Casi un 10.

Pues mira por donde, me toca ser un poco crítico. Es cierto que hay platos realmente sublimes (por ejemplo las ostras o las perlas de foie), pero algunos entrantes son algo irregulares (algunos de los petit fours salados del aperitivo bastante insulsos), y el servicio del vino sorprendentemente mediocre (puntuo con 3 lo que en otros restaurantes puntuaría como 4, pero estamos hablando de un tres estrellas Michelin). Pero lo realmente chocante fue el desacierto con el punto de los pescados, excesivamente hechos, segun opinión unánime de los 7 comensales. Por lo demás, local muy bonito, servicio excelente, muy preparado y cordial. Quizás lo malo es que el día anterior estuvimos en el Martín Berasategui,...

Hay que pasar el pueblo de Igueldo y está bien señalizado. Suficiente aparcamiento. Sigue siendo el mejor mirador del Cantábrico. Da igual que el día sea azúl, plomizo, lluvioso... El Sensismo debió alumbrarse en un lugar como este. Cocina muy elaborada y basada en la tradición, sin fuegos artificiales y con excelente materia prima. Carta de vinos suficiente y variada, con buen servicio. Subijana anuncia proyecto turístico con hotel (21 habitaciones) y Spa ¿Con los Nozaleda (100% Enate y 40% Aalto)? Menú Bekarki: 125 € + I.V.A. Sin vino.

Los ultimos comentarios casi resumen todo.......... o mejor el mio........ simplemente ves , y disfruta......... dos sumelliers........ nos atendio carlos.... tomamos dos vinos primitiu de bellmunt y nakor mak de utiel requena....... y sinceramente. no se como nadie se puede sentir capaz de criticar este tipo de restaurante..........es un 3 estrellas.....pero admas con unas vistas increibles..........proximamente un hotel con veinte habitaciones y tres spas........y akelarre sera el restaurante del hotel. te lo imaginas...........agur

Buenas!!
Los comentarios lo dicen todo, comida fantastica, vino genial, sala perfecta lugar espectacular con una puesta de sol de cine. Precios muy altos, se paga y bien, y mesas un poco ajustadas para un 3*. Lugar para acuir siempre que el bolsillo lo permita, de los que no puede faltar.

Como dicen otros comentarios comer en Akelarre es una experiencia inolvidable, casi religiosa. Se paga con creces, pero merece la pena. Los menús degustación (125 euros) son sublimes, con algunos platos buenos, otros muy buenos y algún otro que roza el delirio.

El servicio del vino es espectacular. Su sumiller Carlos Muro es una estrella de grandes dimensiones. Humilde, simpático, gran conocedor y muy original. Recomiendo no centrarse en la carta de vinos (que es espectacular a todas luces) y dejarse guiar por Carlos en una degustación de vinos. 8 copas por 30 euros es una maravilla, sobre todo si los vinos incluyen Larmandier Bernier Terre de Vertus, Torrent Negre Cabernet o vinos tan especiales y tan desconocidos aquí como los Jurançon.

El servicio es muy atento, muy profesional. Al final sale Pedro Subijana a saludar mesa por mesa y es alguien muy amable y cercano.

Lugar detallista a la altura del precio que se paga. Gran carta de tes, cafés e infusiones con preciosos detalles tanto a los aperitivos como en los llamados "petit fours".

Por poner una pega, quizás las mesas estén algo juntas para un local con tanta categoría.

Imprescindible.

Una experiencia especial, sin duda. Decoración agradable, marco incomparable y revoloteo constante del personal, atento y capaz. La comida es extraordinaria en calidad y elaboración; elegimos el menú degustación, uno distinto por persona para probar de todo: ostras que se comen con cáscara, cangrejo real en secuencias, panceta ibérica con berza y lentejas....todo muy rico, pero por destacar algo me quedo con la original y deliciosa manera de presentar el buey, envuelto en patata frita mediante una cocción ensamblada con una especie de salsa de carne que le otorga el color que le da nombre: patata de cobre. Los postres, a los que se llega un poco justito de fuerzas, son tremendos; el rulo gitano con leche merengada y moras resucita a un muerto. El vino, San Vicente, de Eguren, en su línea excepcional de gusto y olfato. Para rebajar, una copita de Lagavulin 16 años y un buen cohiba Robusto, que me dejaron como nuevo para emprender la bajada a San Sebastián en buenas condiciones. Subijana, atento y amable con la clientela habitual y con la que no lo es. La verdad, pasamos un rato muy agradable. Espero con ansiedad la próxima ocasión para romper el cerdito y volver a Akelarre, eso sí, de día...dicen que las vistas a plena luz son espectaculares.

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