Hacía tiempo que no visitaba este local. Ha cambiado, es más agradable (a pesar de sus limitaciones de espacio y localización). Tomamos un degustación: empezamos con una terrina de manitas con rúcula y parmesano (sin parmesano, ya que mi mujer no tolera los lácteos) que estaba sabrosísima sin pecar de grasa, que es común en los platos con manitas o pies. Continuamos con una crudité de verduras, a mi gusto algo sosa y que comenté con JR que le vendría bien un toquecito de virutitas de foie o de ibérico. Estuvo de acuerdo, pero lo justificó con la integración en el resto de la carta en la que las ensaladas llevaban "algo más que verduras". El pescado, un filete muy poco hecho (como a mí me gusta)con un cus-cus de cítricos, ligero y sabroso. Y, para finalizar, unos tacos de magret con un "falso" dátil de txistorra, en su punto de cocción y de temperatura (difícil, ya que le dijimos que nos gustaba la carne muy poco hecha) que no sabías si quedarte con el magret de pato o con la txistorra. Yo tomé de postre un semifrío de queso de cabra y un sorbete de mandarina para la "anti-lácteos" de mi mujer. Ambos correctos. La carta de vinos peca de corta, aunque hay buenas referencias, y no está a la altura de los conocimientos de quien se ocupa de estos menesteres. Bebimos un Finca Terrerazo y nos invitaron a un par de xupitos de orujo (probé de dos diferentes aconsejado por el jefe)que acabaron haciéndonos hablar ("in vino veritas") un buen rato con Juanra sobre "sargantanes i fardatxos". La filosofía de querer agradar al personal, conjugada con la propia independencia a la hora de gestionar tu restaurante se conjugan perfectamente en este lugar. Algunos "fardatxos" (lagartos para los no valenciano-hablantes) tendrían que aprender de sus congéneres más modestos (sargantana significa lagartija)para llevar al público en general y, a los gourmets en particular, a disfrutar de una buena sesión culinaria sin más objetivo que ese: placer, armonía y calidez. Desde hoy, unos amigos más.

El viernes pasado nos presentamos en el restaurante pasadas las 15 hrs.
Nos atiende una chica muy amablemente.
Pedimos una Alhambra reserva y una copa de albariño.
Para comer escogemos el menú de mediodía que consiste en elegir de la carta
dos platos y postre para cada uno(15 €).
De primeros terrina de manitas con rúcula y parmesano y brocheta de gamba y bonito
ahumado. Cabe destacar este último por la materia prima, quizás la terrina de manitas
debería de estar servida no tan fría.
De segundos revuelto de papas, boletus y panceta ibérica. Las patatas parecían estar
confitadas pues se deshacían en la boca, así como la panceta.
Taco de atún con fondee de provolone. El punto del atún excelente.
De postre tomamos una crema catalana, helada y quemada muy buena y un refrescante
sorbete de piña.
Para beber un Clos Montblanc chardonnay 07 perfecto de temperatura.
Café y una copa de Macallan. Saludos y gracias por lo de la tarjeta.

Conociamos ya el lugar desde hace tiempo pero es la primera vez que acudimos, el trato muy bueno, la comida bien correcta sin mas, la bosega corta pero con ref. interesantes.
La opinión de los 6 que cenamos correcto.

JR... es un crack... hacía siglos que no disfrutaba de un vino de esta manera (y mira que un Clos Martinet del 99 lo merece...) Así que , pedimos lo que él quisiera sacarnos. Inteligente que soy ...
Comimos una terrina de manitas con pistachos , rúcula y parmesano, seguido de calamarcitos con crema catalana de foie, el pescado (lo..."menos grato" para mí... frío por desgracia) un cazón con cuscús de cítrico y verduritas salteadas. Lo mejor, el solomillo de ibérico poco hecho con puré de patatas al tartufo... mi acompañante pidió MAS CARNE!! y yo me comí sus patatas...(qué horror, pedir carne con patatas, me da pena en un sitio así!) pero las pagamos como tales (fuera de carta) . El postre no me emocionó, poque no me van los flanes (ya lo dije cuando fui a Il Ritrovo) y esto tenía "algo" de flan. Degustación de quesos invitación de la casa, cafés, también. JuanRa, QUE ES UN ENCANTO!!!! (quieres casasrte con nosotros????!!!) Volveré al ataque cuando menos te lo esperes chaval... Veuve Cliquot para terminar... vaya nochecita más larga....y lluviosa!!

Habíamos ido ya a este restaurante hace años, con otros dueños. Así que decidimos probar para ver el cambio. El local es agradable, pero además la cordialidad y amabilidad del personal, aún lo hacen más. La comida, sin florituras y con una carta algo corta, pero de elaboración muy correcta y cuidada y con buen resultado final. La carta de vinos presenta algunas referencias curiosas, como un vino de Tenerife, El Cráter, que ya habíamos probado y decidimos repetir. Lo recomiendo. En fín, RCP adecuada. Nos gustó.

Como rectificar es de sabios ,volvimos a este local,nos insistieran en que le dieramos otra oportunidad y asi lo hicimos y no quedamos nada defraudados esta vez,servicio del vino excelente ,comida sin grandes pretensiones pero bien elaborada.

Buena remodelacion del local,en el que sin grandes florituras te ofrecen un menu honesto a un precio fantastico y con unos toques de originalidad.
El sericio del vino fue mas que correcto,disponen de una sorprendente bodega.
desde mi punto de vista una buena opcion si estas por la zona.

J.R. me trata muy bien. En vinos, me sorprende ybtiene algunos que no me ha dejado beber
El entorno, en sus posibilidades, lo ha dejado coqueto, agradabele y para ir con amigos
En cocina, no tengo nada que decier, excepto: Viva la variedad!
J.R., animo, pero mas!

A mi parecer una oferta gastronomica en valencia rica, rica y rica.
Cocina con buen producto y su justa elaboración, local con decoración renovada, comodo y agradable, muy buen trato se le da al vino.Buena relación calidad precio.
Enhorabuena Juan Ramón y a todo el equipo.

Después de mucho tiempo regreso a este restaurante en su segunda etapa, donde busca ofrecer una cocina de mercado honesta manteniendo el ambiente acogedor y una buena carta y servicio de vinos (las añadas más antiguas las tienen a muy buenos precios). En esta ocasión disfrutamos de una cena muy especial. Juan Ramón, el propietario, contaba con Ferrán Centelles como sumiller invitado. Ferrán es el sumiller de El Bulli y ganador del Trofeo Ruinart al mejor sumiller español en 2006. El menú de 5 platos (muy bueno el solomillo ibérico y el bacalao a la crema) se acompañó con cinco vinos diferentes servidos y presentados por Ferrán, todos con muy buena calidad-precio. Me gustaron especialmente el Champagne inicial (Gimonnet), el tinto (Sottimano Barbera d’Alba 2005 y el Heiss BA austriaco. Toda la propuesta de cena con vinos nos salió por 50 euros, lo que me pareció una muy buena relación calidad-precio. Invita a volver.