Por su situación tan privilegiada, delante miso de la playa de San Pol en S'Agaró, no parece que vayas a tener una comida de la altura que hemos tenido. De primero unos guisantes estofados al dente(textura original para un plato tan clásico) y unos sonsos con un huevo cocido a media temperatura tambien exquisitos. De segundo un arroz con gambas para que te caigan las lágrimas (eso si, si no sois dos no se puede pedir). El postre una crema catalana demasiado empalagosa con frutas rojas y helado de canela, para el que le guste lo muy dulce ideal, aunque después de una comida algo pesada te deja K.O.
El entorno encantador, aunque la mesa para dos demasiado pequeña. Tambien siempre te preguntan si quieres alguna bebida de aperitivo, pero por contra te la traen a palo seco, ni siquiera unas aceitunas negras. Tambien nos han atendido cuatro camareros distintos, casi uno diferente para cada plato, aunque todos super amables. La carta de vinos es muy buena en cuanto a borgoñas y otros caldos franceses, hay que dejarse aconsejar si no eres un erudito de estos vinos.
Por cierto al lado mismo tiene un parking gratuito, no os lo paseis de largo ya que para aparcar en días de verano queda muy lejos y no os descuideis de pedir la ficha para poder salir.

Quisiera empezar este comentario resaltando la grandísima labor que hace Carlos, chef y alma mater de este magnífico restaurant, situado en un enclave maravilloso, en pleno paseo marítimos en Sant Feliu de Guixols,y es que los conocimientos que transmite sobre Borgoña son como un master avanzado, aprendes más comiendo en Villa Mas, que leyendo todos los libros de Clive Coates.
Cocina de mercado, enormes gambas de palamós(aunque en este ocasión el tamaño era menor),arroces con un punto de cocción perfecto, destacar los calamares, muy frescos y riquísimas ensaladas.
Pero lo de la carta es punto y aparte.Todas las zonas de la Cote D'or, incluyendo elaboradores como( Roulot, Rousseau, Mugnier, Dugat-Py, Mikulsi, Gros, Dujac, etc).
Grandioso, un templo de peregrinación obligada.

Maravilloso enclame en medio de una playa de sant feliu. Buena cocina de producto. Excelsas gambas de palamós que se sirven a la plancha (con un punto espectacular) y cocidas (2 minutos en agua de mar) que realzan el sabor llodado de la cabeza. No obstante prefiero a la plancha. Tienen más sabor y el efecto maillard que produce la plancha potencia el sabor. Arroz cremoso de sepionas (mejor textura que lo calamares, sin esa textura chiclosa) muy rico con sabor intenso pero elegante sin esos salados que tanto abundan por ahí. De postre un tiramisu aligerado.
Si esto no fuera suficiente, tiene la mejor carta de vinos borgoñeses de España que he visto y dudo que haya una mejor. Es digno de alabanza la labor de Carlos, un auténtico sabio de la pinot noir, en su bodega y en su restaurante.

Para beber: Clos de tart del 1986.

Precio sin bebida: 35 por persona

Espectacular torre a primera línea de mar. La terraza es sensacional, y tienen un menú de mediodía que RCP es impresionante. Siempre ofrecen pescado fresco (no lubinas o escórporas, etc... pero pescado fresco).
Repito con los demas comentarios que la carta de vinos es espectacular.
La comida está algo mejor que hace un par de años atrás, más cuidada.
Muy buena RCP teniendo en cuenta que tienen un gran parking, que estamos en Sagaró y en primera línea de mar.
Evidentemente, lo mejor del paseo, y si aceptais un umilde consejo, mejor no visitar ninguno de los otros locales, porque saldréis enfadados.(excepto el restaurante que queda aislado en un edificio en el rompeolas)

Situado en una bella "torre" en primera línea de playa donde encontramos una excelente cocina de mercado con toques de modernidad. Destacan las diferentes elaboraciones "marineras". Carta de vinos espectacular con un servicio del vino espectacular en especial por su carta de vinos que constituye un auténtico paraíso enológico con una sección de borgoñas que literalmente "quita el sentido". Carlos Horta cocinero y ’alma mater’ de local es un apasionado de la Borgoña lo que se evidencia en la carta y en la "lección" sobre la zona recibida tras la comida.

Añadir que sigue en la misma tónica, aunque quizá está última vez he disfrutado más de la comida, más refinada, y menos del local , por un notable aumento del ruido. Por lo demás la carta de vinos sigue siendo alucinante, sobre todo en Borgoñas, pero además hay loiras, burdeos, Languedoc, y alemanes. De todo el que no encuentra allí su vino es que no lo tiene. La relación calidad precio en vinos es admirable. Caí sobre un Ramonet 1er Cru la Boudriotte 2002 de antología.

Restaurante sito en la playa de San Pol de Sant Feliu de Guixols, frente al mar y con una amplísima terraza en la que se goza de todas las comodidades.

Lo más destacable son los vinos. Carta muy amplia y bien estudiada en la cual hay un lugar destacadísimo para los vinos de Borgoña. Se encuentran tanto grandes referencias, como "villages", siempre muy bien seleccionados y de diversas añadas. Su propietario es un auténtico enochalado de los vinos borgoñeses, viaja a menudo allí y se trae lo que considera interesante. Con estos parámetros es evidente que la comida pasa a un segundo plano y que allí hay que ir a probar excelentes y excelentísimos vinos de borgoña y a charlar con el dueño Carlos Horta, el cual es un profundísimo conocedor de la región, de sus productores, y de sus vinos y efectivamente es un placer especial cenar bien, beber inmejorablemente y además gozar de su compañía.

Servicio del vino impecable, desde luego.