Restaurante El astrónomo en Valencia
Restaurante El astrónomo
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
11,80 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
22 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
4.9
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
4.7
Comida COMIDA
5.7
Precio medio entorno ENTORNO
6.3
RCP CALIDAD-PRECIO
4.0
Opiniones de El astrónomo
OPINIONES
3

A pesar de las malas críticas para la comida, había leido buenos comentarios para los almuerzos; dado que los negativos no iban dirigidos a la cocina me arriesgué, mucho más cuando en domingo no suele haber tantas opciones de almuerzo en la ciudad.

El local tiene una decoración agradable e informal, con mesas de madera (tablas veijas), sillas variadas en el interior con buena separación de mesas en un espacio habitual tipo tubo; las mesas de la terraza, siempre muy solicitadas, están amplias y cómodas. El servicio tiene una única persona, dos en cocina y otra en barra y caja. Para la hora de almuerzos, con entradas más espaciadas valía, pero en las comidas con comandas más complejas debe quedarse muy insuficiente pese a la generosidad en el esfuerzo.

Aquí no hay gasto incluido en el esmorzar; todo lo que pides se cobra y eso incrementa la cuenta a casi el doble. Es verdad que hay variedad de opciones pero a precio de tapas; tampoco la bebida (ni el café) está incluida, con lo que opté por el vermut tinto, traido servido desde la barra, en apariencia vermut casero, bien presentado y recomendable.

El bocadillo, es de  verdad bocadillo, en formato pataqueta (aunque no lo es) con pan crujiente (pasado por plancha), buen tamaño, relleno correcto. Tiene varias opciones (4 bocadillos y 2 tostadas) y todas con correcta presentación y toques de autor que van más allá de lo habitual. Lo pedido:

. panceta cocinada a baja temperatura con salteado de ajetes y coliflor y mayonesa hoisin: bien preparada la panceta, sabrosa, buena cantidad, cortada a facilitar la comida; la compañía me hubiera gustado más abundante aunque estaba buena de sabor.

. cremaet: de perfecta preparación y buen café (2.30€). Muy recomendable.

Anunciaban el arroz caldoso de bogavante como estrella para comer a medio día. Pero eso es otro cantar y visto el anterior comentario, no parece aconsejable sentarse más de dos en cada mesa.

 

Comida de familia, domingo, nueves personas con menú previo. Restaurante de barrio con críticas en general buenas aunque con un común de denominador de cierta irregularidad sobre todo en la atención en sala. 

Local y terraza llena, con un cartel anunciando uno de sus principales atractivos: el arroz meloso de bogavante.

Menú: 2 primeros a compartir, segundo a elegir, 2 postres a compartir y 2 bebidas por persona ( 24 -26 si arroz bogavante )

- Ensaladilla ( buena) dos raciones para los 9: muy escaso / sin servicio de pan,

- Morcilla de burgos: 9 rodajas ( no la probé, tenia buena pinta) intentamos cambiar alguna morcilla por otra cosa: pero imposible, las tuvimos que pedir aparte.

- Principales: El arroz, hamburguesa completa, bacalao a bras,... pedimos estos tres, habían dos mas. Había  que elegirlos por adelantado ( ?)    

El arroz correcto, la hamburguesa, buena  y bien presentada y el bacalao escaso, presentado en un bol y de mala calidad.

Los postres, bueno el de rocas de chocolate y flojo el de torrija con helado con dos boles para los nueve. Daba cucharada por cabeza. Ridículo.

Pedimos tres vermuts, una cerveza, tres aguas y un rioja, Placeres Sensoriales, copas justas, alto de temperatura, sin servicio. La carta de vinos es corta y desangelada , ningún interés ni micho menos recomendación.

La gestión de sala muy mala, imposible atender correctamente comedor y terraza con una sola persona. Sin planificación  que obligaba a reclamar repetidamente el servicio.

Cafés sin gracia alguna y ya marchándonos  nos ofrecieron un chupito, ya sin éxito. 246 € / 27 por persona.

Me da la sensación de que cocina funciona bien( excepto el bacalao que no es de recibo), gestión de sala insuficiente y poco profesional ( había  una metre mas cuidadosa, pero prácticamente perdida) y la oferta  del menú un auténtico desastre por la pésima relación calidad / precio / gestión. Hoy por 25 € de menú y por bastante menos tienes referencias excelente como Malkebien, Ginebre o La Oficina, por poner tres ofertas muy diferentes.

Se queda en un bar restaurante que con el atractivo del arroz de bogavante ha intentado dar un salto quedándose  mas en bar que en restaurante.

Nada recomendable , aunque entiendo que por la afluencia de clientes, no les preocupará mucho. Es una pena que partiendo de una cocina correcta no se preocupen que dar de comer es algo mas que sacar y poner platos. Falta alma.

 

 

 

 

 

Tras atender unos asuntos familiares en la zona de Jesús/Patraix, decidimos quedarnos a cenar por el barrio y aceptamos la sugerencia de unos conocidos para comer en “El astrónomo”. Local pequeño, decorado sin grandes pretensiones y con bastante gusto, alternando elementos rústicos propios de la edificación antigua con otros más contemporáneos resultando armonioso y agradable el resultado final. Luz intimista y ambiente tranquilo, ideal para veladas relajadas y largas conversaciones.

La carta no es muy extensa y ofrece unos cuantos entrantes y principales a base de carne (no recuerdo si había alguna opción de pescado). Se ofrece, además, un pequeño papel con algunas sugerencias cuya frecuencia de cambio desconozco. Decidimos compartir todo al centro de la mesa. Para tres comensales pedimos:

- Pastel de cabracho: Sabroso, fresco y de textura correcta. Bien.

- Patatas bravas: Curiosas. Parece que se hayan cocinado al horno, con piel incluida. Rica salsa aunque de brava tiene bien poco.

- Pulpo braseado: Correcto y servido sobre un puré de patata, denso, a diferencia de la tan recurrida parmentier.

- Chuletón “de buey”: Trinchado al centro de la mesa. Las comillas las añade quien redacta esta valoración pues en la carta se muestra sin ellas. Lógicamente se trata de chuleta de vaca. Aun así, rica y al punto exacto que se pidió (poco hecha).

No hubo postres. Tomamos unas cañas al principio, dos botellas de Marqués de Arienzo (la carta resulta realmente desangelada), agua y unos cafés para acabar. Servicio agradable y eficaz.

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