Pequeño restaurante de barrio

Tras atender unos asuntos familiares en la zona de Jesús/Patraix, decidimos quedarnos a cenar por el barrio y aceptamos la sugerencia de unos conocidos para comer en “El astrónomo”. Local pequeño, decorado sin grandes pretensiones y con bastante gusto, alternando elementos rústicos propios de la edificación antigua con otros más contemporáneos resultando armonioso y agradable el resultado final. Luz intimista y ambiente tranquilo, ideal para veladas relajadas y largas conversaciones.

La carta no es muy extensa y ofrece unos cuantos entrantes y principales a base de carne (no recuerdo si había alguna opción de pescado). Se ofrece, además, un pequeño papel con algunas sugerencias cuya frecuencia de cambio desconozco. Decidimos compartir todo al centro de la mesa. Para tres comensales pedimos:

- Pastel de cabracho: Sabroso, fresco y de textura correcta. Bien.

- Patatas bravas: Curiosas. Parece que se hayan cocinado al horno, con piel incluida. Rica salsa aunque de brava tiene bien poco.

- Pulpo braseado: Correcto y servido sobre un puré de patata, denso, a diferencia de la tan recurrida parmentier.

- Chuletón “de buey”: Trinchado al centro de la mesa. Las comillas las añade quien redacta esta valoración pues en la carta se muestra sin ellas. Lógicamente se trata de chuleta de vaca. Aun así, rica y al punto exacto que se pidió (poco hecha).

No hubo postres. Tomamos unas cañas al principio, dos botellas de Marqués de Arienzo (la carta resulta realmente desangelada), agua y unos cafés para acabar. Servicio agradable y eficaz.

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