Restaurante El Tunel d'en Marc Palou en Barcelona
Restaurante El Tunel d'en Marc Palou
País:
España
Provincia:
Localidad:
Zona:
Cód. Postal:

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Añadir vino por copa

Precio desde:
40,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
49 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
7.2
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
6.9
Comida COMIDA
7.4
Precio medio entorno ENTORNO
7.3
RCP CALIDAD-PRECIO
6.7
Opiniones de El Tunel d'en Marc Palou
OPINIONES
21

Cena para dos, local agradable con predominio de tonos claros, mesas con separación correcta y bien vestidas, iluminación tambié agradable y Ay...! Música ambiental (que manía tienen algunos con querer deleitarnos los ágapes con hilo musical!. Por suerte en este caso no era una selección de temas especialmente molestos, pero claro, eso va a gustos...)

Empezamos la cena con unos aperitivos a cuenta de la casa (chupito de crema de verduras, mini croqueta de pescado y cucharilla de pan con tomate y fuet, todo muy picado. Buenos los aperitivos). Seguimos con unos entrantes compartidos, foie con manzana caramelizada, jamón y croquetas caseras, cremosas y con buen sabor. Continuamos con un filete con salsa de trufa y raviolis y un magret de pato con pastel de patata y salsa, magret no fileteado sino un buen taco de carne, al punto, terso y sabroso. De postre, tarta tatin con crema de leche a compartir. Sin cafes.

Para beber y dada que la carta de vinos es bastante escueta (también lo es la del restaurantes, con sólo 3-4 opciones de carne y otras tantas de pescado, como platos principales) y los precios disparados de algunas referencias que casi triplicaban precio de tienda, optamos por un Remelluri reserva, a 24'80€, servido en copas correctas, a buena temperatura, con cata y primer servicio.

Reserva a través de una conocida web, con un 40% de dto. así que el precio para dos incluyendo vino salió por unos 85€, en este caso una RCP muy interesante.

Primera visita al restaurante de Marc Palou al cual acudimos con la convicción de encontrar una buena cocina de producto avalada por la larga trayectoria familiar iniciada en el año 1923 con el Túnel de la calle Ample (hay una carta enmarcada del ese año en el actual Túnel) y más tarde con el Túnel de la calle Muntaner. En general, cabe decir que fue una experiencia positiva, con buenas elaboraciones y buen servicio a un precio correcto, aunque con ciertas sombras que creo que harían bien en considerar.

El restaurante se sitúa en un chaflán del Eixample derecho y para la ocasión, dado que éramos 7 comensales, nos habilitaron una mesa cuadrada en la zona de entrada, a modo de reservado. Me es difícil explicar porqué no me resultó en restaurante acogedor, cálido. Posiblemente hubiese tenido una sensación diferente en las mesas del primer piso o arriba. Creo que estar en un espacio de techo tan alto con una cristalera sin persianas que da a la calle acentuó la sensación de “desprotección”, incluso la iluminación me pareció algo fría. En fin, reconozco que es una apreciación muy personal y que en cualquier caso valoro la oferta de situarnos en una mesa a modo de reservado.

En lo que respecta a la comida nos decantamos por el menú festival gastronómico a 52 € que se componía de 5 platos y 2 postres. Resultó curioso que el maitre en el momento de explicarnos las opciones de la carta omitió totalmente este menú aún estando escrito en la misma, lo cual nos dio a entender que simplemente no estaba disponible esta opción. Sólo preguntándolo después constatamos que sí que existía. ¿Se despistó? ¿Nos prejuzgó? La respuesta queda en el limbo. Igualmente pasó con los vinos. No quedó muy claro en la explicación del menú si iba con o sin vinos. A la pregunta que le hicimos al respecto no mostró mucho interés en mostrarnos la carta de vinos dando por supuesto que ya nos iban bien los asignados al menú, que no sabíamos cúales eran (sólo una vez lo preguntamos nosotros). Una vez más: ¿Despiste? ¿Prejuicio? Creo que haría bien el maitre en cuidar estos detalles.

Entrando en materia el menú se inició con la grata sorpresa de 3 aperitivos. Para empezar una presentación en cacito de un clásico catalán como es el pan con tomate y la longaniza, muy picaditos, delicioso. Siguieron unas croquetas de pescado, sabrosas, y en último lugar una muy destacable crema de escalivada con aceite de anchoa, francamente buena A partir de ahí entramos en el menú con una ensalada de salmón macerado y tomate confitado, muy lograda. Seguimos con un salteado de setas con butifarra del perol y butifarra negra: excelente, me encantó. A continuación un risotto de ceps con crujiente de parmesano, para mí uno de los lunares de la noche: seco, excesivamente calentado, nada cremoso, sorprende porque creo que es uno de los clásicos de la carta. Seguimos con una suprema de dorada con salsa de parmentier y suquet. En mi opinión bastante insulso. Buena la preparación del pescado, excelente la textura pero sorprendenmente apagados los sabores de la salsa y el suquet. Prácticamente estabas comiendo el pesacado al horno, sin más. Por último, nos trajeron un lechón al horno con manzana caramelizada y salsa de ceps. Fantástico. Muy melosa la carne y sabrosa la salsa. En los postres sirvieron un sorbete de pera con reducción de módena. Algo recia la textura del sorbete, no me acabó de gustar. El segundo postre consistió en un helado de vainilla con uvas y frutos rojos flambeados al vodka. Correcto. Respecto a las bebidas pedimos un cava en el aperitivo y nos trajeron un Vallformosa Brut. Un cava correcto, sin más. Los vinos fueron Ramon Bilbao Crianza 2007 (D.O.Ca Rioja) y un Anna de Vallformosa (D.O Penedès). Creo que se podía mejorar la oferta de vinos incluidos en este menú. Ni rastro de vinos dulces para el momento del postre. Ni siquiera un par para poder ofrecer. No hubo descorche ni cata pero si servicio posterior de copas. Las copas Schott Zwiesel para el tinto y unas copas de menú de batalla para el blanco (bastante incomprensible). Sin petits fours en los cafés. Cubertería y mantelería correctos. En una mesa de 7 debería cuidarse el detalle de porqué a 4 comensales les toca la pata . Algo incómodo.

En resumen, una experiencia correcta en lo culinario, con algunos peros e igualmente correcta en el servicio (atento) aunque también con algunos puntos de mejora. Mi recomendación sería probar el restaurante (creo que la cocina lo justifica) pero yendo a la carta tanto en los platos (quizá hay días mejores para ciertos platos y esto el buen chef y el buen maitre lo saben y aconsejan y guían al comensal con elegancia), como en los vinos.

Escogimos este restaurante para celebrar algo especial y la sensación es que no nos equivocamos. Desde la primera atención telefónica hasta el final de la noche tuvimos la sensación que todo el personal estaba "compinchado" a ofrecernos una velada muy especial.
Escogimos para la ocasión la bodega (o túnel) y el menú de 52 euros. Exquisito todo. Para mí, incluso demasiada cantidad, pero esto me sucede muchas veces. El chef se mostró absolutamente flexible con las restricciones alimentarias y gustos de algunos de nosotros y en general nos sorprendió que en este lugar, no es el cliente que se adapta a las normas de un restaurante o de un chef, sino ellos.
Sin embargo, a pesar de todo este trato y lo encantada que quedé del lugar y del trato, no iría a cenar en la parte de arriba porque, mi opinión personal es que, hay demasiada luz. Para mí, una velada con este tipo de manjares debe ser acompañada de un entorno más acogedor, y la cantidad de luz que tiene el restaurante arriba me tira para atrás.
¡Obviamente repetiré la experiencia de la bodega porque vale la pena!

Local amb molt de encant, i amb un servei molt correcte.
Vam elegir el menu degustacio, 40 euros amb ampolla de vi inclosa. Al demanar si podia ser una ampolla de cava, ens van fer un ajust i vam pagar 6€ per una Carla de Vallformosa, recomanada pel cambrer que va acertar.

El menú constaba d'un aperitiu: crema de carbassa, fuet amb pa amb tomàtec i botifarra de perol amb bolets. De primer: un rissoto de ceps amb cruxent de parmesa. Ració generosa. De peix: lluç amb sindría i olivada. Acompanyament especial. De carn: magret d'anec amb raviolis de foie. Vaig demanar que la possesin al punt i ho van fer una mica massa. Els raviolis insipids. De postre: gelat de vainilla flamejada amb vodka i fruits vermells. Per la meva opinio un mal final pel menú degustació.

Ens van convidar als cafes, i no ens van cobrar pa i servei.

Vaig anar a dinar al túnel d’en Marc Palou, que ha treballat amb xefs de cuina com Jean-Luc Figueres, Carme Ruscalleda, Xavier Pellicer i Manuel de la Osa. Malgrat que la dimensió dels plats és gran, resulta que només omplen la part central, que ve a tenir la forma de casquet polar. Estem parlant d’uns 10 centímetres de diàmetre per 6 de fondària (sent generosos). Primer plat: barrejat de bolets amb botifarra (2 discos de botifarra de 3 cm de diàmetre i 3 mil•límetres d’espessor). Segon plat: cueta de rap amb acompanyament de verduretes. Francament, no sé per què em van preguntar quin acompanyament volia, si pràcticament ni es veia. La qualitat del rap és bona, però el temps de cocció era totalment inadequat. Tenint en compte l’àrea útil del plat que he comentat abans, doncs resulta senzill esbrinar el tamany de les dues mini-porcions de rap. Postres: pastís de tres xocolates circular de 9 cm de diàmetre i 4 cm d’alçada. Això sí només posaven la meitat. Tot això són dades objectives. Que cadascú valori si les quantitats són raonables o no. Ah! I no serveix l’estratègia d’omplir-se menjant pa, perquè aquest també era circular amb 5 centímetres de diàmetre i 4 d’alçada. Sobre la qualitat,doncs haig de dir que no vaig trobar cap dels plats ni dels mini-entreteniments que porten al principi, que es pogués qualificar de bo.

Realmente es un local pequeño y agradable. El servicio es un poco desigual. Vinos secillos. La comida es muy correcta. El postre, una tatin estaba expléndida. Al final nos fuimos sin ganas de ver el comedor-bodega que tienen abajo. Es un local a tener en cuenta.

No entiendo las buenas criticas aqui publicadas, las mismas me convencieron para probar la "experiencia" Marc Palou hace unos meses y sali profundamente decepcionado.
La materia prima es buena pero es lo menos que espero cuando pago 20 euros por un plato.
El servicio es deficiente se equivocan a menudo con la descripcion de los platos, eso si tienen una costumbre curiosa que es traerlos cantando...si si cantan.
Unos 55 € persona.
Un detalle me cambiaron un acompañamiento, trufas por pimientos porque no tenian y me cobraron lo mismo.
Quizas fue un mal dia pero no volvere.

Fuimos 4 personas y por los comentarios que aqui observo creo que estuvimos en un restaurante distinto. Servicio flojo, ya que se equivocaron en la descripcion del plato un par de veces,a uno de nosotros se le cambio el acompanamiento del plato que eran trufas por pimientos sin variar el precio. Los platos escasos en cantidad y aunque la calidad de la materia prima era buena(sin ser muy buena ) nadie disfruto con la comida, platos con elaboraciones correctas pero sinceramente ninguno de nosotros probo nada ,digamos,exquisito. De precio pues casi 60 euros por cabeza con una sola botella de vino y sin copas ni cafes. La verdad nada recomendable a mi humilde parecer y la relacion calidad-precio por los suelos.

Por gentileza del consul cenamos en este local que ya hace tiempo teniamos ganas de conocer. La reserva telefónica misma ya te dan un trato muy agradable. Hay tres zonas, la parte alta, la central (el espacio entre mesas ok, sillas bonitas; se permite fumar), y una mesa en el "tunel" (parte inferior) donde tienen el celler. Cuberteria Dalia (en los 3 aperitivos no la retiraron). Buenas copas, carta de vinos con referencias clásicas en blancos y rosados (no miré más). Pedimos el menu degustación y realmente muy satisfechos, aunque por que siempre ponen Lubina? en el Moo, Con Gracia y aqui... podrian variar. Los puntos de cocción muy logrados (en Comida le pondria un 4.5), las fresas flambeadas deliciosas. Por poner un pero, el servicio. No por parte del agradable jefe de sala sino por su staff: un local que quiere llegar a más, tendria que cuidar más los detalles del personal que sirve y cómo sirve. El hilo musical también tiene altibajos con piezas que "sorprenden". Petit Fours discretos. Salimos a 50 EUR p/p con Finos de aperetivo, cafes, copa de Ochoa y Palacio de Bornos. Buena RCP. Eramos pocas mesas (sorprendente para ser un sabado) y ni rastro del Sr. Palou por el comedor.

Como siempre IMPRESIONANTE!!!! No es la primera vez que he ido ni será la última. Además de un entorno muy confortable y elegante y un servicio exquisito, Marc y su equipo tienen esa habilidad para deleitarnos y acertar con las propuestas de su menú degustación (es increíble que, aunque he ido varias veces, y muchos de sus platos me resultan conocidos, SIEMPRE tengo ocasión de descubir, al menos, un par o tres de nuevas propuestas en su menú !!!) Desde mi punto de vista, la magia de sus platos está en la creatividad sin extravagancias, que culmina con un producto de primerísima calidad tratado de forma excelente. Merece la pena conocerlo antes de que dé el merecido gran salto que, sin duda, está cerca. La relación calidad-precio es estupenda y, por supuesto, volveré pronto, más sabiendo que a partir de la próxima semana renueva sus propuestas con la carta de temporada otoño-invierno. Ánimo Marc, estáis entre los grandes!!!!

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