Restaurante Hotel LLafranch en Llafranc
Restaurante Hotel LLafranch
País:
España
Provincia:
Localidad:
Dirección:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
34,70 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
38 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
5.7
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
3.5
Comida COMIDA
6.6
Precio medio entorno ENTORNO
7.3
RCP CALIDAD-PRECIO
6.3
Opiniones de Hotel LLafranch
OPINIONES
5

El restaurante del Hotel LLafranch, en el coqueto paseo marítimo de LLafranch.

Desbordados por la afluencia de gente, probablemente no esperada y con un servicio joven e inexperto y muy despistado, la cosa mejoró cuando salió a sala el que supongo era el dueño.

Nos sentamos en la terraza cerrada con unas vidrieras, mesa pequeña y algo incómoda para acomodar platos, vasos y botellas…

Media ración de calamares a la romana, que a pesar de ser media, era una ración generosa, los mejores calamares a la romana que he comido en mucho tiempo, valió la pena la espera, de esos que ya no se hacen.

Rodaballo a la plancha, con verduras, el pescado entero, buen pescado no había que tocarlo demasiado.

No tomamos vino, solo agua.

Creo que también es una muy buena opción, viendo los calamares y la oferta de la carta, para comer varios platos a compartir, todos de la mar, claro.

Local centenario en la misma playa de Llafranch. Su historia lo dice todo, por aquí ha pasado toda la "gauche divine" y grandísimos artistas de hollywood y del arte en general en los 60-80.

Está renovado, y el comedor es muy correcto y funcional. La comida, pues la esperada. Materias primas buenas, mariscos, frituras, pescados, y arroces, especialidad de la casa , aunque el gran cocinero se les marchó (es el que está en el Xadó de Palafrugell).

Comimos unos entrantes con mejillones, calamares, garoines y sepionas, y de segundo, arroz negro.

Todo muy correcto, con cantidades justas, el arroz sigue siendo muy bueno, y con ese entorno y vistas, más.

En el tema del vino, nada interesante, pero suficiente. Tiré de Albariño, Martín Codax, clásico como casi toda la carta. El servicio quiere y pone ganas, pero no va a la altura de lo que cabría esperar. Pero estás en el Hotel Llafranch, y allí está todo el que quiere que le vean.

El precio un poco inflado, pero ya se sabe. 40 euros aproximadamente, con postres compartidos y cafés.

Lo visitamos este finde despues de varios años sin ir, lo de siempre,precioso lugar con perfectas vistas, aconsejo ir a comer un dia entre semana de invierno, por su tranquilidad y por solitud de lugar.materias primas correctisimas, elaboración y presentación correcta, resultado final, acertado. Nada del otro mundo, pero en un ambiente de semi-lujo. El tema caldo, ni vale la pena ni comentarlo, tienen carta, como el que tiene carta de postres, que por cierto es mucho mas completa y selecta que la carta de vinos.Cominos erizos de mar, es el momento,(los he comido mejores) bravas de la abuela, calamares romana y xipirones.Arroz caldoso a la cazuela y postres con un azpilicueta,( de los mas selecto de la carta).3 comensales,130,00€ un poquitin caro ,pero el lugar se lo merece, la mejor mesa es la num 30 vistas al mar y se domina todo el paseo maritimo.Aconsejable y recomendable, olvirados de beber un vino ese dia.

Más que por la comida, vale la pena ir por la situación y el placer de sentarse ante el mar. Correctas materias primas. Me merece la confianza porque en un par de ocasiones me han desaconsejado un plato por no encontrar el pescado en ideales condiciones. Aconsejables los arroces. Mejor no arriesgarse con el vino, no es su fuerte. Perfecto para pasar una mañana de playa y sentarse en la terraza con el bañador aún húmedo y no obligarse a comer en una pizzería.

Se trata del restaurante del Hotel Llafranch en la playa del mismo nombre.La ubicación magnifica delante del mar. El local es pequeño y simplemente correcto; la comida es de calidad por la materia prima empleada y los cuidados que le deparan. El servicio del vino es bastante malo. La carta muy clásica , nada novedosa ni atractiva. Los precios infames ( tienda por 3), cambian la copa pero ni decantan, ni se preocupan por la temperatura o servicio. Vale la pena ir pero no por el vino, desde luego.

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