Glamour y vistas

Local centenario en la misma playa de Llafranch. Su historia lo dice todo, por aquí ha pasado toda la "gauche divine" y grandísimos artistas de hollywood y del arte en general en los 60-80.

Está renovado, y el comedor es muy correcto y funcional. La comida, pues la esperada. Materias primas buenas, mariscos, frituras, pescados, y arroces, especialidad de la casa , aunque el gran cocinero se les marchó (es el que está en el Xadó de Palafrugell).

Comimos unos entrantes con mejillones, calamares, garoines y sepionas, y de segundo, arroz negro.

Todo muy correcto, con cantidades justas, el arroz sigue siendo muy bueno, y con ese entorno y vistas, más.

En el tema del vino, nada interesante, pero suficiente. Tiré de Albariño, Martín Codax, clásico como casi toda la carta. El servicio quiere y pone ganas, pero no va a la altura de lo que cabría esperar. Pero estás en el Hotel Llafranch, y allí está todo el que quiere que le vean.

El precio un poco inflado, pero ya se sabe. 40 euros aproximadamente, con postres compartidos y cafés.

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