Restaurante Brots en Poboleda
Restaurante Brots
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:
Vino por copas:
Precio desde:
45,00 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Cierra:
martes
Nota de cata PRECIO MEDIO:
50 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
8.3
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
8.5
Comida COMIDA
8.5
Precio medio entorno ENTORNO
8.5
RCP CALIDAD-PRECIO
7.8
Opiniones de Brots
OPINIONES
4

Comer en este restaurante trasciende más allá de aquello que ocurra entre sus cuatro paredes. Desplazarse expresamente hasta allí va unido intrínsecamente a la experiencia de viajar y conocer la comarca del Priorat, sobre todo si, como en nuestro caso, se trata de la primera vez. Llegar a Poboleda desde Falset por la carretera de Gratallops es un trayecto que deja imborrables estampas en nuestras retinas como los empinadísimos viñedos en las laderas de las montañas, muchos de ellos aún con las hojas de bonitos tonos anaranjados en los sarmientos, las pequeñas poblaciones con imponentes torres-campanario, las incontables bodegas de estilos arquitectónicos varipointos… Y bajarse del coche en Poboleda en un día soleado aunque notablemente frío, ver las humaredas que salen de las chimeneas de muchas de sus casas, pasear por sus callejuelas… son factores que predisponen positivamente a una comida que se antoja muy interesante.

Brots es un pequeño restaurante en cuya pequeña cocina oficia el chef Pieter Truyts que se instaló en esta pequeña población en 2014 tras una dilatada carrera en restaurantes de prestigio en Bélgica, Holanda, Francia y Cambrils (Can Bosch). Elabora una cocina de estilo propio en la que mezcla influencias famencas asociadas a su formación, cocina catalana tradicional y una clara opción por el producto de proximidad. Excepto la carne del ciervo y las vieiras (lógicamente), creo recordar que todos los ingredientes del menú eran de elaboración artesanal o cultivados en la comarca. Se puede comer “a la carta” o elegir uno de sus dos menús. En nuestro caso tomamos el menú brots que se compuso de:

- Aperitivos: lengua de vaca curada (nos pareció algo falta de sabor), aceitunas con vermut (que se toma directamente de una pipeta), chips de comino (riquísimos), fuet con queso azul (potencia controlada) y unos daditos a medio camino entre un paté y un embutido.

- Vieiras con butifarra negra, rúcula y chirivía: a modo de ensalada. Disfrutamos de lo lindo con la combinación de todos los elementos del enunciado combinados en un solo bocado. Mucho nivel.

- Risotto de ceps: reconstituyente para los fríos días de invierno. Apenas se nota el grano de arroz disimulado prácticamente en esta argamasa de sabor intenso y embaucador. Seguimos bien alto.

- Canelón de ciervo con su guarnición: Otro plato contundente que hace honores a la cocina tradicional catalana con el contrapunto contemporáneo de unas motas de remolacha confitada que aportan un interesante contraste dulce.

- Tarta de zanahoría, helado de avellanas y espuma de Cointreau: nuevamente una combinación magistral de todos los elementos, sobresaliendo especialmente el helado.

La carta de vinos es otra de las joyas de esta casa. Quien sirve la sala (desconozco si se trata de la pareja de Pieter aunque algo me hace creer que así es) tiene un vasto conocimiento de todo aquello que figura en ella. Todas las referencias son de vinos de la comarca (más unos pocos internacionales) y, en el caso de los tintos, vienen agrupados según la población donde se elaboran. Tomamos una botella de “En números vermells 100% garnacha blanca” y alguna copa de vino tinto cuya referencia no recuerdo con el canelón pues quienes nos sentamos a la mesa no son excesivamente amantes el vino y, además, había que conducir hasta Tarragona. A parte de servir los vinos, el trato fue exquisito y sus explicaciones sobre los platos muy precisas e ilustradoras.

En definitiva una comida maravillosa de esas que se recuerdan, que invitan a aconsejar encarecidamente este sitio y que incitan a quien les escribe a desplazarse nuevamente hasta allí para disfrutar a tope de una propuesta culinaria y una bodega dignas de elogio.

  Pequeño restaurante en la localidad de Poboleda, pequeño pueblo del Priorat.

  La verdad es que no te esperas un restaurante de esta calidad en un pueblo tan pequeño pero por lo que vi tiene lleno siempre, eso si, solo seis meses con lo cual es casi obligado reservar.

 Cocina creativa con aparte de la carta dos menus, 27 y 29 eyros son el precio completo sin vino. Pedimos el menú de 29 que llaman "Menu Brots". Sorprende el aperitivo que lo traen en una mano esculpida del chef con embutidos fabricados por ellos y una geringa de vermut con oliva. Quizas el plato que mas me gusto fue una butifarra hecha por ellos creo que con vino. Les gusta trabajar con hierbas aromáticas y se nota en los platos.

  Bien la carta de vinos aunque casi exclusivamente vinos de la zona. Hasta en eso acertamos, pedimos una garnacha blanca del Priorat llamada " en números vermells 2018" muy rica.

Restaurante de pequeño tamaño perdido en la comarca vinícola del Priorat. Comedor a tope: 18 personas. Cocina minúscula y comedor atendidos por un total de 3 personas, contando el chef holandés multilingüe, a la vez cocinando y explicando sus platos, todo casero.

Carta y dos menús a 27 €, más clásico y 29 €, más atrevido, más IVA, bebida a parte. Nos decantamos para el menú Brots a 29 €. Curiosidad: el menú se sirve por mesa completa.

Aperitivos caseros servidos en una reproducción en cerámica de la mano del chef(!): fuet y lengua ahumada, crisp de comino, canapé de botifarra negro y col lombarda.

Primero: tártar, o mejor dicho dados de atún crudo, alga y ostra con apio y eneldo. Excelente. El plato es una tira de 3 cm sobre 50 cm...

Segundo: risotto de ceps, muy cremoso, muy bueno.

Tercero: cansalada sobre chucrut de col lombarda y puré de patata con punta de mostaza. Bueno, pero menos conseguido, la acidez de la col no logra compensar la grasa del trozo de beicón.

Postre: tiramisú con helado de turrón. Muy bueno igualmente.

Cafés con atenciones: piruleta de biscuit con albahaca, minibrownie y speculoos.

Comida regada con vino del pueblo, Petit Mas Sinén del celler Burgos Porta. DOQ Priorat frutal y fresco. Muy bueno!

En conclusión, una muy buena comida, a precio muy competitivo, empañada por una vajilla demasiado rebuscada.

pieter truyts, jefe estrellada flamenco que encontro el amor en una viticultora prioratina dejo la cocina de can bosch en cambrils para abrir su negocio en poboleda. restaurante pequeño muy encantadora. Todo es casero (pan, ...)
tiene 3 menus. tomamos el de degustacion muy de autor.
para picar: paté, ensalada de pepino, salmon ahumado casero
entrante 1: foie con fenouil(anis)
entrante 2: ccaballa con pata de cerdo y granos de mostaza
despues: magret de pato ahumado con sandia macerada y queso de cabra
pulpo con quinoa y tomate
garbanzos con tripas de bacalao
mejillas de atun con ceta
hielo de hierbas con coulis de frambuesas
el menu 45 €, catamos un clos penat 2010 (de poboleda) a 20 €

todo de un nivel muy alto, cantidades para nosotros por mediodia demasiodo grandes.

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