Cocina de autor con toque kitsch

Restaurante de pequeño tamaño perdido en la comarca vinícola del Priorat. Comedor a tope: 18 personas. Cocina minúscula y comedor atendidos por un total de 3 personas, contando el chef holandés multilingüe, a la vez cocinando y explicando sus platos, todo casero.

Carta y dos menús a 27 €, más clásico y 29 €, más atrevido, más IVA, bebida a parte. Nos decantamos para el menú Brots a 29 €. Curiosidad: el menú se sirve por mesa completa.

Aperitivos caseros servidos en una reproducción en cerámica de la mano del chef(!): fuet y lengua ahumada, crisp de comino, canapé de botifarra negro y col lombarda.

Primero: tártar, o mejor dicho dados de atún crudo, alga y ostra con apio y eneldo. Excelente. El plato es una tira de 3 cm sobre 50 cm...

Segundo: risotto de ceps, muy cremoso, muy bueno.

Tercero: cansalada sobre chucrut de col lombarda y puré de patata con punta de mostaza. Bueno, pero menos conseguido, la acidez de la col no logra compensar la grasa del trozo de beicón.

Postre: tiramisú con helado de turrón. Muy bueno igualmente.

Cafés con atenciones: piruleta de biscuit con albahaca, minibrownie y speculoos.

Comida regada con vino del pueblo, Petit Mas Sinén del celler Burgos Porta. DOQ Priorat frutal y fresco. Muy bueno!

En conclusión, una muy buena comida, a precio muy competitivo, empañada por una vajilla demasiado rebuscada.

Recomendado por 1 usuario

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar