Restaurante YukMi en Valencia
Restaurante YukMi
País:
España
Provincia:
Localidad:
Cód. Postal:
Tipo de cocina:

Añadir vino por copa

Precio desde:
17,40 €
(precio más bajo introducido por un usuario)
Nota de cata PRECIO MEDIO:
24 €
Nota de cata VALORACIÓN MEDIA:
5.8
Servicio del vino SERVICIO DEL VINO
3.0
Comida COMIDA
7.8
Precio medio entorno ENTORNO
5.0
RCP CALIDAD-PRECIO
8.5
Bulgogui
Chap che: fideos de boniato
Aurelio_Gómez-MIranda_Yukmi_Calamares
Naengmyeon
Deji bulgogui
Chapche coreano
Bibim bap
Opiniones de YukMi
OPINIONES
3

Cocina auténtica coreana (esto es solo una creencia, pues no he estado nunca en Corea) en el valenciano barrio de Patraix.

Lo regentan, cocinan y sirven -él en cocina, ella en sala- un matrimonio de surcoreanos (esto ya no es una creencia, es una evidencia). Muy peculiares ambos. También son propietarios del negocio adyacente, un centro de acupuntura y quiropráctica.

Llevan abiertos desde el 2001 y yo sin enterarme. Imperdonable.

Es de esos sitios a los que tiene que llevarte de la mano algún amigo avanzado en la materia. Porque… ¿quién si no iba a entrar en un barcillo de barrio sin ningún atractivo?... ¿quién iba a pensar que ahí se come de maravilla? Fíjense hasta donde llega la verdad de estas preguntas retóricas, que le comenté a una amiga a la que le gusta este tipo de cocina las bonanzas de Yukmi y no se lo podía creer: resultó que vive en el portal de al lado desde que abrieron, hace 15 años… y nunca ha entrado, es que ni siquiera ha pensado en entrar.

Como iba con dos expertos yukmieros, me dejé llevar. Pidieron 8 o 10 platos al centro y todos, todos, fueron agradables, sápidos, vivos, punzantes… Mmmmm. Destaco estos 5:

KUN MANDU (Empanadilla coreana a la plancha)
BIBIM BAP (Arroz blanco con verduras y huevo frito con salsa picante)
OJINGHO BOKUM (Calamares con verduras con salsa picante)
SAMKIOP SAL KUY (Panceta a la plancha acompañado de lechuga y salsas coreanas)
ANGUILA (Anguila a la barbacoa con salsa)

Cómo no, estando en un coreano, tomamos también un poquito de kimchi de aperitivo, con ese sabor fermentativo tan característico.

Y de los 5 destacados, me quedo sin duda con el plato de la jornada: Ojingho Bokum, un guisote oriental de calamar con verduras varias, unas al dente, otras reblandecidas, en una salsa melosa picantilla, incisiva y sabrosísima, con un juego agri-aci-dulce de enloquecer, rematado con un puñadito de sésamo.

El local, como avanzaba, no tiene nada, es un barcillo con motivos asiáticos, pero qué auténtico lo que allá comimos, cómo disfruté con esa versión de la maravillosa cocina coreana. Ojo, que aquí no hay sushi, no vengan aquí buscando sushi porque se decepcionarán. Aquí se come, según parece, lo que se come en una mesa normal de Corea del Sur donde, por cierto, según nos dijeron los propietarios, no es nada habitual comer carne de perro, de hecho ellos no siquiera la habían probado.

Hay ciertos platos de la extensa carta que los tienes que pedir por encargo, 5 o 6 que además son de los mejores pero aquí no quieren tirar comida ni precocinar ni congelar, por lo que cuidan el tema del stock. Gracioso además que se preocupen por tu salud: si pides mucho, el cocinero dice que no, que no te lo hace, que te va a sentar mal tanta comida. Como ya nos lo sabíamos, insistimos muy serios y contundentes que queríamos más y... lo conseguimos. ;-)

Majo este matrimonio, me cayeron muy bien.

El tema del vino, pésimo, ahí tienen que mejorar rápido. Se preocuparon y preguntaron por buenas referencias que pudieran conseguir fácil y bien de precio. Su problema es que la gente ahí, según nos dijeron, no pide vino, y si lo pide les da bastante igual que sea uno u otro. Cagüendiez, con lo buena que estaría esta cocina con un espumo sequito…

Me da igual, me gustó tanto que por supuesto repetiré aunque me tenga que volver a beber el verdejo ese de a euro que gastan…

Con la referencias oportunas probamos este koreano de larga tradición en Valencia pero del que no había oído hablar. Local muy snecillo que podría ser el típico bar de barrio de no ser por la cartelería y los cuadros con motivos koreanos. Restaurante familiar, trabajan en el una pareja, en sala ella y en cocina él. Hay que tener en cuenta que algunos de los platos más interesantes han de ser previo encargo. Pedimos permiso para llevar vinos y nos lo dieron (no nos cobraron descorche) y aunque las copas son para olvidar con buena materia prima y la enorme calidad de la cocina disfrutamos mucho. Pedimos NENG MYON (Tallarines especiales en caldo fresco) este es uno de los platos que hay que encargar y sólo lo sirven en verano. Salen literalmente con hielo y me parecieron excelentes. CHACHANG MYON (Tallarines con salsa típica coreana), buenísimos, de nuevo hay que encargarlos. 2 KIM BAP (Makki) pues eso 2 makis de Arroz con carne y verduras envuelto en algas nori, también para encargar. Brutal. DEJI BULGOGUI (Cerdo a la plancha con o sin salsa picante, lo pedimos sin, estaba rico). BIBIM BAP (Arroz blanco con diferentes verduras y huevo frito con o sin salsa picante, este lo pedimos picante pero el picante era comedido) una pasada. Acabé con un te koreano. Repetiré seguro.

Apartado del circuito habitual este restaurante coreano ofrece una cocina interesante, original y algo complicada si no se conocen bien algunos de los platos coreanos que aquí ofrecen. 
Regentado por un matrimonio coreano que llegó hace unos 20 años a nuestro país, el local mantiene ese punto decadente que le da una atmósfera más auténtica. En la cocina se encuentra el marido y en sala la mujer, una persona atenta que entiende y habla el castellano aceptablemente, por lo que la comunicación es fácil y el servicio muy eficiente. Da la sensación de estar comiendo en casa de estos señores, lo que para mí es un aliciente, pues te hacen sentir cómodo sin invadir tu intimidad.

Merece la pena probar el kimchi casero que hacen aquí, así como algunos platos difíciles de encontrar como el naengmyeon, elaborado con fideos nabo, huevo duro y pera, un plato que se sirve frío, con hielos. Es un sabor curioso con un ligero punto picante y dulce.

Deji bulgogui es otros de los platos que solemos pedir, cerdo a la plancha con verduras, un plato lleno de sabor y picante, con un punto ahumado muy rico.

Para sabores más suaves, el chapche coreano es una buena opción. En esto caso los fideos son de boniato, con cerdo y verduras, otro de los platos típicos coreanos para aquellos a los que no les va mucho el picante.

El bibim bap es tal vez la forma más popular de servir el arroz coreano, por eso suelo pedirlo cuando visito un restaurante con esta cocina. Es una mezcla de verduras con arroz blanco algo apelmazado y un huevo. En otros sitios lo he visto presentado en un recipiente de piedra y huevo se echa delante del comensal, que es quien se encarga de remover la mezcla.

En definitiva, me parece una acertada alternativa al Jalasán, que es otro de los restaurantes de cocina coreana imprescindible de la ciudad, aunque con menor riesgo en los platos.

El tema del vino pasa a segundo plano en este restaurante y ya las últimas veces no hemos pedido. No tienen cultura del vino ni interés en él, así que no hay que buscarle los tres pies al gato. No es un buen sitio para beber vino.

Muchos de los platos se preparan previo encargo, como el naengmyeon, así que es recomendable reservar y pedir algunos de estas preparaciones que resultan verdaderamente interesantes.

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