Nos la sacaron de postre, para tomar una copita sin decirnos que era.
Nos volvíamos locos. Que si algo parecido a los sauternes, a los tokajs, quizás algún invento jerezano...
Al final se me encendió la chispa: ¡una sidra francesa de pera!
Bueno, me aprobaron raspao: ni francesa, ni de pera, pero sí, sidra. De manzana y vasca.
Está deliciosa.
En nariz y en boca ofrece una mezcla de pera, orejones, almíbares y miel que son una locura.
Buen cuerpo, melosa en boca, acariciante. Un deleite, una mezcla divina de acidez y dulzor.
Me tengo que hacer con una botellita para una tabla de quesos... Uyuyuy!
P.D.: al parecer el nombre es una mezcla de euskera y latín. Malus es manzana en latín y Mama, sidra en euskera antiguo.
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