En plena Gran Vía, allá donde cruza con el final de Doctor Cerrada. Una buena ubicación.
Es un hotel chiquito, confortable.
Data de los años 60, pero se reformó hace 3 años.
Reservé una habitación individual, y estaba correcta. Decorada con gusto y sin agobiar, buena reforma, justita de tamaño. Luminosa.
Destacable para bien la ducha, de hidromasaje, con buena cabina.
Y para mal, que prácticamente todas las habitaciones están en la misma planta y la mía estaba justo frente al ascensor, con lo que cada vez que alguien entraba o salía... yo me enteraba para mi desgracia.
Tiene concertado el cercano parking de Hernán Cortés, a buen precio: 15€ el día.
El precio es sin desayuno.
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