Como nos habían regalado unos bonos de weekendesk y teníamos muchas ganas de ir a Cantabria escogimos este hotel para pasar una noche y disfrutar de su SPA.

Llegamos a las 17 horas y, como teníamos una reserva para acudir al SPA, allí nos dirigimos. El circuito que se puede hacer es amplio y en general las instalaciones están en muy buen estado. Simplemente le pondría un pero: demasiado cloro en el agua. Sé que es necesario para la higiene pero salimos de allí con los ojos rojos e incluso la garganta se resentía.

La habitación era acogedora, en madera wengué, no demasiado amplia y con un mini-balcón para poder salir al exterior. El pueblo es muy pequeño por lo que la noche resultó tremendamente tranquila aunque la cama tiene un gran problema: el colchón. No es coherente que en un hotel pensado para el relax haya unos colchones en las camas que hacen que salgas con una contractura.

El desayuno del día siguiente estuvo bien, sin grandes lujos.

En líneas generales se trata de un hotel interesante aunque si corrigen esos 2 defectos es un gran hotel.