Es un hotel moderno en un sitio muy tránquilo y muy cercano al centro de Madrid aunque con cuestas para llegar. Se encuentra frente al río Manzanares, con todo su paseo, precioso, y cerca del estadio Vicente Calderón. Las Habitaciones son elegantes y bien equipadas. Muy bien comunicado con la M 30 para poder salir y entrar, aunque siempre que cojo esta vía es un lío, no solo por la organización de su señalización, sino por la velocidad de los coches que no dejan ver las señalizaciones y situarte. Pero enfin eso no es problema del Hotel.
Muy cerca esta la Casa de Campo, el Palació Real y la Almudena y los diversos barrios de Madrid Imperial con sus tascas de tapas y vinos.
El restaurante del hotel, La Ribera, ofrece buenos platos de temporada.
Hay un gimnasio y aparcamiento seguro disponible bajo petición. De todas formas por los alrededores se puede aparcar en zona azul.
El servicio fantástico, como siempre en esta cadena y el desayuno excelente.