Situado en un barrio residencial alejado del centro , ocupa un antiguo palacio del abogado del Kaiser Guillermo II. Decoracion clasica con una elegancia y un gusto autenticamente palaciego. Confort en todas sus estancias con antiguedades , piezas de colección y panales de madera. Artesonado maravilloso en un salon que separa el bar de fumadores (como no , con sillones de cuero) y el restaurante panelado en madera noble.
Habitaciones, como el resto del hotel. Confortables a la enesima potencia , con camas muy comodas y vistas al jardin que trasnmiten paz y tranquilidad. Silencio absoluto , lo cual invita a la relajación y la desconexión.
Buen spa con todas las comodidades .
Servicio de hotel simplemente perfecto. Desde que entras hasta que te vas logran que te sientas como si fueras el propietario de la casa. Ni un fallo . Siempre con sonrisas, demuestran lo enormes profesionales que son en todas las circunstancias.
Quizas el unico pero es que , le faltaria un poco más de jardin, pero , al final , hasta eso se te olvida cuando te seduce como este hotel sabe seducir
No es el hotel ideal para recorrer Berlin por su situación alejada, pero si que es el hotel ideal como concepto de buen gusto, excelente trato y hosteleria superlativa.
Como me sucedio en Praga con Le Palais o en Nueva York con el Waldorf , para mi , Berlin siempre será el Schlosshotel im Grunewald
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