Once años después...

Demasiado tiempo sin visitar Cantabria y el Real. El cambio en la dirección del hotel se nota, para peor. Ha desaparecido la mesa con productos de Cantabria del bufet del desayuno. El jamón es pésimo y los sobaos Joselín no son los que yo he probado de la misma marca. Ya no presentan el salmón como antes. La parte dulce es como la de muchos 4* que conozco. Lo siento, pero no desayuno huevos, ni bacon, ni salchichas, ni copos de avena... Quiero poder tomarme un vaso de leche y mojar en él un buen sobao.

Y la normativa autonómica sobre fumar en las terrazas ha hecho que me sienta como un apestado, a pesar de que el hotel cuenta con una terraza más que suficiente para que podamos convivir fumadores y no fumadores.

En la parte positiva, la TV es de pantalla plana, aunque sigo sin hacerle apenas caso.

Lo que no ha cambiado es el personal. Algunas caras nuevas pero el mismo espíritu. Es lo que hace grande a este hotel.