Buen hotel de 5* (para mi le sobra una estrella) junto a la Real Escuela de Arte Ecuestre. Muy próximo al centro histórico. Antiguamente era una de las muchas bodegas de la ciudad. Sus instalaciones se reparten entre una serie de edificios. Desde la recepción, hay que atravesar unos bonitos jardines para llegar al edificio con las habitaciones. Todas dan a los jardines; incluso las de la planta baja disponen de una terracita. Dispone de piscina exterior y centro fitness.

La recepción y servicio prestados por gente joven y con ganas de agradar.

Las habitaciones son muy amplias y con equipamiento suficiente, incluido internet y caja fuerte, pero con un minibar y TV de pena. Resultan muy luminosas y tranquilas, mientras no haya alguna boda o bautizo (seguro que este tipo de eventos ocasionan problemas de ruido excesivo). Los baños también amplios y con detalles demasiado justitos.

El desayuno buffet impropio de un 5*, por corto y mediocre. Llegué, vi y me marché.

El restaurante (El Marqués) está pensado para comidas más bien informales (al menos en temporaa baja), por lo que no creo que merezca la pena conocerlo.

El precio que indico es de empresa y no estaba incluido el desayuno.
El parking son 12€ por día.