Estuvimos mi esposa y yo un de domingo a lunes, aprovechando un puente fiestas locales a finales de septiembre. La masía es una preciosidad en todos los sentidos. El trato exquisito. Las instalaciones geniales. Muy cómoda, confortable y sobre todo, silencioso y tranquilo, que era lo que búscabamos.

Me habian hablado muy bien de este hotel-restaurante en medio del campo. Bueno en realidad se trata de una antigua masía restaurada con un gusto exquisito, y desde luego su cocina no se queda a la zaga.
Los entrantes que nos pedimos mi novio y yo estaban extraordinarios (tarrina de foie caramelizada, revuelto de boletus y ensalada de queso de cabra). !Que decir del plato principal!, simplemente exquisito (Chuletón a la brasa !guau que pasada! y Rodaballo a la plancha !sensacional!). Y de postre....... (Copa de frutos rojos co chocolate blanco !mmmm! y Bizcocho fluido de chocolate !me derrito!.
Que decir de las habitaciones !de ensueño!, con jacuzzi y todo.En fin imaginaros, muyyyyyyyyyyyyyyyy romántico !jeje!.