Precioso hotel situado en la parte alta de la capital de la Cerdaña, junto a un bucólico estanque. La edificación principal es un pintoresco palacio de estilo francés, completada por un anexo con más habitaciones y el restaurante Senzone.

Las habitaciones normales del palacio son algo pequeñas para un hotel de esta categoría, pero son cálidas y acogedoras y cuentan con todo el equipamiento exigible a estos niveles y con ciertos detalles de excelencia. La cama es de 1,60 * 2, correcta para los que no somos precisamente pequeños, además una más grande no entraría en la habitación. Quizá habría que mejorar algo la insonorización. En cualquier caso, la sensación de calidad y bienestar es muy alta.

La parte baja consta de un bonito y tranquilo salón con una pequeña barra donde tomar una copa con sosiego. El servicio es joven, esmerado, simpático, sin caer en ningún momento en el servilismo. Hacen que te sientas como en casa. El desayuno consiste en un completo buffet, con calidad y variedad tanto en alimentos dulces como salados. La oferta de servicios se completa con Bodyna, un spa con todo tipo de masajes y circuitos.

Este hotel me ha parecido un verdadero retiro espiritual. Su concepción, su situación y su entorno así contribuyen a ello. Aunque mi estancia ha sido un premio (concurso del blog de Jordi Melendo), el precio de la habitación normal oscila por los 130 euros, no muy caro si tenemos en cuenta lo que recibimos a cambio. La comarca, el pueblo y el hotel merecen una visita.