Cuando un hotel se convierte en un paraíso

Situado en la maravillosa aldea de Rucandio (no tendrá más de 20 casas), a 25 min de Santander, en el valle del Miera. Magnífica la estructura del palacio del s.XVIII donde se alberga el hotel. Es un remanso de paz. Hab. espectaculares, a cual de ellas más bonitas. Hay para todos los gustos: desde las q están en el spa (como la nº8, la nuestra, son las más nuevas, más frescas), hasta las del edificio más antiguo, quizás todavía con más peso, más cálidas. Yo elegiría las del spa para verano, y las otras para el invierno. La atención es perfecta por parte de todo el personal, agradable, correcta y sin empalagar... El spa, aunque pequeñito, muy coqueto. La cocina del rest. merece una mención especial, materia prima de 1ª calidad, imaginación y muy buena resolución. Diferentes menús para elegir. Precios altos pero los pagamos muy agusto. Carta de vinos corta pero interesante: Pétalos a 14e, Sierra Cantabria cr.'04 a16e. Lo mejor es salir a pasear después de cenar y oler a hierba fresca del campo, al humo de las chimeneas, al rocío que empieza a formarse... Lo peor, el desayuno, no está a la altura del hotel. Croisant, tostadas con mermelada casera, café y zumo de botella. Aspecto a mejorar...

Cookies en verema.com

Utilizamos cookies propias y de terceros con finalidades analíticas y para mostrarte publicidad relacionada con tus preferencias a partir de tus hábitos de navegación y tu perfil. Puedes configurar o rechazar las cookies haciendo click en “Configuración de cookies”. También puedes aceptar todas las cookies pulsando el botón “Aceptar”. Para más información puedes visitar nuestra Ver política de cookies.

Aceptar