El único parador de la red hotelera que está fuera de fronteras y la verdad es que han elegido bien. Se trata de una casa del siglo XVIII con numerosas rehabilitaciones pero manteniendo el clasicismo que se espera de un lugar que tiene su propia historia dentro de la historia portuguesa y de la brasileña pues fue construida por Luis de Albuquerque que era capitán general del estado de Mato Grosso.

Está situada a 25 km de Viseu y a 85 km de la frontera con un fácil acceso por casi todo autovía (de catrastófico sistema de peaje) y fue construida sobre una casa anterior del siglo XV de la que se conserva la escalera -preciosa- con pasamanos en espiral de piedra a la entrada y algunas otras construcciones. Tiene una hermosa fachada y almenas de origen medieval; la flor de lis y escudo de armas hace notar la presencia de linaje familiar, mezclado con los recuerdos de viajes al Oriente.

Es una gigantesca casa señorial de estilo barroco en una sola planta convertida en hotel boutique de 5 estrellas que dispone desde capilla hasta viñedo y olivar propio en plena producción. Destacan varios jardines de tipo francés y también inglés, con museo del vino, bodega, elaboración de quesos propios, zona de experimentación de diversas clases de uvas, salones por doquier, jardin interior al aire libre, piscina, cafetería, biblioteca (llena de documentos del Brasil de la época) y un patio exterior con fuente central y que hace de aparcamiento despues de atravesar la enorme verja de la entrada.

La mayoría de las habitaciones se distribuyen a modo de claustro alrededor del jardín interior. Son amplias espaciosas con decoración antigua en el mobiliario, una cómoda y bien vestida cama de 2 metros, televisión pequeña por la gran distancia al cabezal, pequeña zona de trabajo, mesita con silloncitos tipo Luis XV con agua por cortesía, sobriedad en las paredes. Baño algo anticuado, muy amplio, con amenities sobre lavabo, confortables toallas.

El desayuno pues como suele ser en la red: amplio, variado y de calidad. Ahora en época de pandemia sin buffet sino con servicio personalizado con posibilidad de repetir de todo (bollería, fiambre, quesos, buen croissant, mermeladas naturales etc) y que incluye algo de cocina bajo demanda con destacable tortilla de queso. Buen zumo, buen café expreso y corto: un placer como final del amplio desayuno.

El precio incluye dos desayunos (25,60€) en habitación doble, si bien en oferta de clientes (amigo de paradores) al coger media pensión con gastropack. Sitio a conocer, incluso sin alojarse.