Fue el primer parador de la actual red nacional y punto de encuentro de la historia en varias ocasiones como la reunión de falangistas para la sublevación militar de la guerra civil y punto de encuentro y discusión de la actual constitución española.
Aislado en un cerro y rodeado de pinos algunos replantados y que le quitan las que fueron mejores vistas hacia la sierra de Gredos. Aun así tiene una terraza exterior con bar para cuando baja el calor de medio día en verano.
Servicios comunes como salones, piscina (algo alejada), bar, cafetería, etc.. correctos. Decoración típica de hierro, piedra y madera tan habitual en la red. Wifi libre como en todos los paradores. Comedor para desayunos y comidas/cenas amplio, separación mesas correctas. Amable servicio.
Tiene carta de comida diferentes a la norma de paradores desde el soporte físico hasta los platos, más corta, más local. Igual que hay cambios en la carta de vinos, con más actualidad.

Las habitaciones con suelo crujiente de madera, muebles castellanos. Amplia. Buen baño y ducha. TV actual. Mesa de trabajo. Armarios correctos. Almohadas suplementarias. En la línea habitual de la marca, incluso algo demodé pero con caché.

El desayuno muy bien, como siempre. No hay huevo revuelto porque se hace todo en el momento (tortillas, revuelto..). Bollería casera más que aceptable.

En el precio pongo la habitación (sin desayuno), aunque fue una oferta de pack gastonómico (incluida cena y desayuno) x 2 por 126.40€.