El menu mas largo del mundo.

Quiza alguno de vosotros ya hallais leido este escrito sobre Adriá, pero yo lo acabo de hacer y me ha llamado mucho la atencion, os lo expongo para que os sorprendais, o penseis que Adriá es el "señor de la guerra", por los simulacros de comida que hace. Ahi va:

EL MENU MAS LARGO

El resumen práctico es un menú de 38 creaciones fabulosas, que arranca a las 20.00 horas y culmina alrededor de medianoche tras una sucesión de snacks, copitas, tapas, platos y postres. Incluye también algunos momentos circenses: desde la máquina de nitrógeno líquido para cocinar en frío ante el cliente hasta un globo hinchado que el comensal debe desinflar orientado hacia la nariz para que la pituitaria se impregne durante varios minutos de aroma a fruta (luego, el plato subsiguiente prolongará milagrosamente este olor). Otrosí: chicharrones de espardenyes, oreja de conejo crujiente, macarrones de pórex con mantequilla de coco, leche eléctrica, frío-caliente de pino, niguiri de navaja con spray de jengibre, crêpe de yuba con trufa, sopa de aceite con cítricos, médula de atún con caviar...

Por supuesto, los menús no son iguales para todas las mesas: «A veces, por falta de determinado producto o bien porque hay recetas que no salen bien si se hacen para 50» (Adrià dixit).Y, dato curioso, de cada cliente se conserva una ficha, como en la consulta de un médico, con todos los platos que ha tomado para no repetir en caso de que algún día vuelva. «En ese sentido, somos muy metódicos -aclara Juli-. Pero nuestras pretensiones no van más allá de hacer pasar un buen rato y sorprender a la gente con un menú que es como una película, que te va diciendo cosas si prestas atención».

Drama, acción, comedia, efectos especiales de ciencia ficción o incluso un thriller psicológico lleno de guiños de complicidad hacia el espectador, decidan ustedes. Para Ferran, no es más que el placer de vivir una experiencia única en una cena entre amigos y que cada cual extraiga luego sus propias conclusiones o emociones.

Pero advierte: «No hay que tomar esto como algo trascendental ni obsesionarse con la novedad. Cuando yo hice las espumas, nunca pensé que 30.000 cocineros se iban a comprar el sifón. Hoy, por ahí todavía están tratando de enterarse de qué van las gelatinas calientes y nosotros ya miramos aburridos hacia otro lado. Estamos rozando el modelo de creatividad kleenex, de usar y tirar. Y habrá que pararse a pensar un poco para no volvernos locos».

Desde luego tiene que ser muy interesante, para una quedada Verema, con 38 vinos por supuesto.
Y si eso ya se cuenta con un servicio especial del 112, para que vaya recogiendo al personal.