Platos con miles de ingredientes: Me agobia, me agobia... ME AGOBIA

que tal paisano, seguro que nos cruzamos en el espai de verema en el balneario de las arenas...A eso me refería precisamente.

SALUt¡¡¡

Tienes parte de razón aunque yo creo que esos nombres largos están disminuyendo de las cartas. A mí demasiados ingredientes no me acaban pero otros la verdad es que no llegan. Ya te contaré el 26 de Mayo¡¡¡

A mi lo que me agobia son los ingredientes cuando no funcionan entre ellos, sean 3 o sean 30.

No sé si te refieres a platos que lleven muchos ingredientes o a que tengan unas presentaciones rocambolescas... O a ambas cosas.

Respecto a los primeros, mi madre le echaba un montón de ingredientes al cocido... Lo bueno es que no te los cantaba al servirte el plato.

Respecto a las presentaciones, no me molesta que sean rebuscadas. Lo que me fastidia es tener que hacer un cursillo para poder comer de forma correcta un plato.

Y no veo qué tiene que ver la globalización con lo anterior. Por citar un ejemplo, el ceviche no lleva muchos ingredientes ni suele tener una presentación especialmente elaborada. Y me gusta.

Ahora, si hablamos de cocina innovadora, de diseño, tecno-emocional,... Llámala como quieras. Eso es otra historia. Ahí debería caber casi todo. Me parece perfectamente normal que traten de sorprendernos. Imagínate ir a Can Roca a tomarte unos huevos fritos con chorizo... Que igual los bordan, pero no creo que sea lo que uno espera de ese tipo de restaurantes.

Por si te sirve de algo, el plato que más recuerdo de mi visita a Can Fabes fue unos filetes de salmonete hervidos, acompañados de guisantes, un poco de aceite y sal. Y no es que el resto de platos no me gustasen. Es que me pareció alucinante que algo tan sencillo estuviese tan rico ;-)

A mi me pasa exactamente igual, como mi madre y mi abuela cocinaban de miedo, mis hermanas y mis hijas cocinan de miedo y yo hago también mis pinitos, detesto que bajo una capa de cosas superpuestas en un plato, con mucho colorido y poco gusto, muchas veces, y un nombre larguísimo en la carta, se me cuele mala cocina. Y aunque sea buena,creo que se disfruta más de los sabores puros que de tanta mezcla. En todo caso modas son, ocurre como el romanticismo, tan desprestigiado, incluso a nivel literario y ahora vuelve con una garra, que pronto estaremos leyendo mujercitas en versión cañera.

Me gustan los caracoles a la llauna, o las patas de cerdo con gambas, o los estofados bien hechos, el otro día una cua de bou al vi del Priorat increíble aquí en mi pueblo, en un bar como menú de a diario menos de diez euros.

Esas cosas que te reconcilian con los sabores de verdad vamos. Lo otro me parecen cosas divertidas, pero si tuviera que comer cada día de esta manera, creo que me pasaba al pa amb tomaquet i pernil serrà.-

Es que hace falta mucho talento y respeto por el producto para combinar muchos ingredientes y que hagan un plato excelente.Insisto en que no es tanto el número de ellos sino el resultado. Ya han comentado que un cocido puede llevar muchos ingredientes o la paella mismo, que si sumas lo que metes en el "caldo" te salen bastantes y por separado serían bastante anodinos.

Otra cosa son los sitios que mezclan cualquier cosa con tal de ser originales y no les sale bien, pero los que lo hacen bien es una maravilla.

Un buen curry puede llevar mil cosas y ser un deleite y un pescado a la plancha puede quedar horrible...

Pues si. Eso es cierto.
Yo me refería a esas cartas donde parece que lo que vale es poner títulos a los platos larguísimos, cuanto más largos mejor y más caros.
Y a algunos lugares donde me han dado platos coloristas, con un montón de cosas una encima de otra, que me dejan fría. Reconozco que tengo el gusto acostumbrado a los sabores fuertes y los olores fuertes. Hoy en día, todo es más light. Los platos de comida casi no huelen. La comida ha de oler. Otro problema es que está tan mal visto que una casa huela a comida, que en las casa casi no se cocina, o e cocina cosas que huelen poco. Un plato de buena cocina ha de oler.

Una reflexión sobre mucha cocina actual, en especial esa de largos nombres, mezclas coloridas, elementos combinados, pero poco cocinados.
Yo me refería a esas cartas donde parece que lo que vale es poner títulos a los platos larguísimos, cuanto más largos mejor y más caros.
Y a algunos lugares donde me han dado platos coloristas, con un montón de cosas una encima de otra, que me dejan fría. Reconozco que tengo el gusto acostumbrado a los sabores fuertes y los olores fuertes. Hoy en día, todo es más light. Los platos de comida casi no huelen. La comida ha de oler. Otro problema es que está tan mal visto que una casa huela a comida, que en las casas casi no se cocina, o se cocina cosas que huelen poco. Un plato de buena cocina ha de oler.
A veces pienso que parece mentira que hay tan buenos catadores, porque se nos va a atrofiar el sentido del olfato, todo tan limpio, clean, tan aséptico, todos tan lavaditos , a diario, las casas, las calles, la gente...
me comentaba una psicopedagoga que ahora es muy normal escuchar a los niños decir que no les gusta besar o acercarse a la gente mayor, a los abuelos, porque huelen mal, huelen a viejos.

es toda una reflexión, quizás una de las cosas que más distingue las clases sociales y las culturas es la manera de percibir y de valorar los olores. En nuestra sociedad, muchos olores normales han pasado a ser "pestes" o malos olores, o como mínimo olores desagradables o no buscados. Y creo que uno de ellos es el olor a comida en las casas, el olor a cocina, el olor a los ingredientes de los platos. Antes lo normal al entrar en casa era oler el potaje del día, y a mi personalmente me da buenos recuerdos levantarme por la mañana un domingo y oler el despliegue de olores de sardinas asadas para desayunar por poner un ejemplo claro, o la olla on col y patatas, o el caldo hirviendo a todo trapo.

Creo que olfativamente, hemos perdido un abanico enorme de posibilidades, y en parte debido a la asepsia de las cosas y entornos en los que vivimos, eso hace que los niños ya crezcan poco preparados para aceptar gran gama de olores, olores que antes eran habituales en las casas y ahora no. De ahí nace el colorismo en los platos que viene a suplir la falta de otras complejidades, el colorismo a veces es suculento, a veces es una obra de arte, y a veces es solo vulgar populismo de moda, y de ahí a esos largos nombres donde al final y al cabo lo único que se está haciendo es reescribir la escudella por ejemplo, os imagináis una carta donde ponga : caldo hervido de zanahoria, puerro, tomate, cebolla, apio, chiribia, cansalada, hueso de jamón, gallina, garbanzos, patata, con su pelota de carne picada, hecha a base de carne picada de magro de cerdo y ternera, pan, huevo, ajo y perejil, morcilla negra y morcilla blanca, pasta de galets.
Y luego entre paréntesis (ESCUDELLA).