Re: ¿Deben salir los cocineros a la sala a tratar con los clientes?
Pienso que nada es blanco ni nada negro, sino grises.
Habrá casos que sea más procedente y otros que no tanto, dependerá de múltiples factores: personas y situación/momento/ganas de departir por parte del comensal.
También depende del día y de la situación y acompañantes: hay veces que la situación, el momento, la compañía, son propicias a hacer "relaciones públicas" con el personal de sala o con el cocinero: una comida alegre familiar o con amigos donde has buscado ir a comer en plan gastrónomo y te tiras 4-5 horas de comida con copas al final,... y otras veces que sobran las historias.
Imaginad una comida de negocios formal donde se traten temas importantes de empresa o economía, o bien que se trata de un día donde vas con tu pareja en plan íntimo a cenar/comer y sin ganas de dispersarte a hablar de historias gastronómicas con nadie, o incluso una primera o segunda cita con alguien que conoces de hace poco tiempo, conoces aún relativamente poco y, por tanto, se supone vas a conocer a la otra persona, no al cocinero. No sé, creo que todo en la vida tiene su momento y cada persona es un mundo y de unas preferencias; no siempre es el momento adecuado para todo y creo que la clave es que el cocinero se dé cuenta de en qué mesa es mejor recibido y en cuáles no tanto. En éstas últimas, con preguntar qué tal por encima y captado que los comensales no están por la labor de darle palique, debe amable y educadamente dar las gracias y, sutilmente, pasar a otra mesa. Es muy importante ser uno consciente de cuándo es buen momento de algo y cuándo no lo es, con quién sí y con quién no. Eso no sólo es aplicable a cocineros, es aplicable a todo el mundo con un mínimo de psicología.
Yo, personalmente, y salvo excepciones contadas, sí me gusta dar palique a cocineros, jefes de sala o camareros, pero también he tenido momentos puntuales donde he evitado un poco todo eso pues, justamente ese día, por la razón que fuera, no era el mejor momento de conversaciones distendidas ni con camareros ni con cocineros.
En la victoria mereces beber champagne; ¡en la derrota lo necesitas! (Napoleón Bonaparte. 1769-1821)