Dos vinos, dos países, dos maneras…

Pago la Jarra 2001 (Telmo) Toro

Antica Chiusina 2001 (Fattoría del Cerro) Nobile di Montepulciano

Si empezamos por el precio, hay correlación, ambos vinos “de terroir” (o así nos los presentan), y de la misma añada… Toro y Toscana, uno de nuestros “flying winemakers” y una de las mayores bodegas privadas de Montepulciano (que a su vez pertenece a un “grupo” mayor), Tinta de Toro y Prugnolo Gentile (Sangiovese)…

Abiertos y probados ambos esta misma semana, en momentos distintos, no juntos. No pretendo hacer una “nota de cata”, sino charlar y, si es posible, conocer un poco más.

Tengo la sensación de que hace cuatro o cinco años, estos dos vinos, probados juntos, hubiesen sido injustamente valorados, en beneficio del de Toro quizá, por concentración y fruta, por “especiado” y muy bien elaborado, por supuesto “sin defectos”, sin embargo, también “sin otras virtudes”.

“…Lorenzo Landi un joven enólogo de sólida formación y que trabajó en la famosa bodega de la Borgoña Domaine Leflaive en Puligny-Montrachet. Desde su llegada puso su sello particular y su clara filosofía de cómo debían ser los vinos: respeto al terruño, algo lógico para quien ha trabajado en la Borgoña, vinos amplios y con buena estructura, buscando la elegancia y la finura por encima de la potencia, unos vinos aterciopelados con un tanino maduro pero con una buena capacidad para envejecer.”
http://elmundovino.elmundo.es/elmundovino/des_bodega.html?param=1341

Hoy, ahora, uno fue de “no demasiado, a menos, hasta llegar a lo sumo a ese sin defectos ni virtudes” y el otro “de cerradillo a más, hasta llegar a un placer magnífico”.

El de Toro había integrado madera pero nada más, habiendo perdido por el camino muchísima fruta y sin por ello ahora mostrar complejidad de terroir; no podías condenarlo, pero tampoco disfrutabas de gran cosa, no te invitaba a una nueva copa, buscando descubrirle más cosas; no estaba “muerto”, pero tampoco vivo ni en evolución positiva hacia ninguna parte.

Sencillamente había pasado su mejor momento y se mostraba como lo que es (emho). Aunque lo parezca, no es una crítica al vino, voy por otro camino, es una reflexión sobre lo que este vino es y representa, como “tipo de vino”, hecho para consumir y disfrutar (a quienes estos registros les gusten) sin esperar más complejidades u otras virtudes (como puede ser el simple y llano disfrute de un vino mientras comes, ojo). La enología a avanzado una barbaridad en los últimos 20 años, es cierto.

El Toscano estaba inmenso, en un equilibrio casi perfecto entre el disfrute puro y duro (beber sin más, no querer un Grand Cru de la Borgoña, sino un buen Pommard o Volnay para disfrutar bebiendo con la comida) y la reflexión de algo más complejo, más profundo (sin por ello hablar de las sensaciones de los grandes vinos del mundo, es otra cosa). Estructurado pero elegante, taninos de seda pero de deshacerse en la boca nada, amplio pero jamás se podría decir “potente” (sí, es peyorativo), aterciopelado y complejo, frutas, especias, tacto (sí, tacto, creo que se nos olvida a menudo a muchos la importancia de este elemento en el conjunto del disfrute, el tacto en boca) de terciopelo, más fruta, pero sutil… y algo difícil de explicar, el vino estaba “sin edad”, no era joven ni viejo, no era agresivo ni maduro…era, en su división, algo PERFECTO.

Repito, no es una crítica a Telmo Rodríguez ni una alabanza a Fattoría del Cerro, no conozco absolutamente de nada a ninguno de los dos. Es más bien una reflexión en voz alta sobre “tipos de vino” y por encima de eso, sobre “sensaciones”.

Sin dogmas, sin los clásicos debates “moderno y tradicional”, “España y foráneos” ni nada de eso, sin entrar en esas supuestas “acusaciones” sobre que “en Telmo todo es de cooperativa”, sin chorradas ni malos rollos, sin intereses mediáticos, solo debatir…ciertamente juego con las palabras para provocar un poco: España/Italia, Toro/Toscana… pero lo que intento es charlar sobre…. DOS MANERAS, más allá de estos dos vinos en sí.

Para los que hayáis probado un Pago la Jara de añada reciente (yo no, quiero aprender más) ¿es un vino casi de esos de concurso –excesos, etc- o es otra cosa? Y si encima hay alguno que haya probado un Antica Chiusina más reciente (Eugenio, que tal?) ¿es no demasiado “agraciado” en sus inicios, o cuando menos, difícil de apreciar sus verdaderas virtudes con la consiguiente injusticia en una cata de las que solemos hacer?

Este ejercicio se puede hacer perfectamente con dos vinos españoles, o dos italianos o dos franceses… no va de “nacionalismos” ni anti-chauvinismos.

Va de “tipos”, va de calidad de verdad o de prisas o imposiciones del mercado.

Ninguno es un vino snob, ni por precio ni por estilo.