V. El Puerto de Santa María: Bod. Grant (Las 7 Esquinas)

Una visita a El Puerto nos tuvo entretenido dando un paseo por la zona en torno al muelle del vaporcito y el Castillo de San Marcos, desde el Parque de Calderón hasta la Bodega Gutiérrez Colosía, que tiene despacho al público (también visitas con degustación) y cuyo vino más meritorio es, para mí, el Moscatel Soleado, con el Amontillado (etiqueta exportación) y el Palo Cortado Viejísimo (bastante más caro, sin que a mi juicio justifique el sobreprecio por comparación con otros generosos de similar calidad) en un segundo plano.

Compramos unas cuantas botellas en el despacho de Bodegas Grant (calle Bolos) cuyos vinos de diario son todos buenos, pero destacan para mi gusto un excelso Fino en rama (que venden sólo a granel, ¡¡a 2.4 E el litro!!; sí, ha leído usted bien): ’Color verde-amarillento claro. Nariz potente de granos de café tostado y notas florales. Paso de boca equilibrado y fresco, sin nada de alcohol. Retronasal en la que los tostados son más bien de avellana, así como aromas de crianza en velo y también primarios. Larga persistencia tostada. 9.2 pt’

Y también el Oloroso común, que puede comprarse embotellado bajo la marca La Garrocha o servido directamente de la bota, en ambos casos a precio casi de risa para lo bueno que está: ’Castaño medio con ancho borde verdoso. Nariz con intensidad media en la que destacan notas de piel de naranja y de pistachos tostados. Boca suave y equilibrada, sin una pizca de alcohol pero sí un puntillo de acidez, llena el paladar con los aromas tostados de la nariz (muchos frutos secos) y deja una sensación de palmitos frescos. Persistencia media-larga de pipas de girasol. 8.7 pt’.

En un patio con muchas plantas en macetas y arriates y sombreado por un viejo limonero, los Grant tienen un bar (’Patio de las 7 Esquinas’) en el que se pueden consumir los vinos de la bodega junto con una variedad de tapas y raciones en su mayor parte frías, pero de correcta calidad. Interesante el calamar relleno (no tan rico como el de Casa Balbino), así como el ajo caliente (sólo los sábados); las dos veces que hemos estado allí, con unos meses de diferencia, la caña de lomo era de muy buena calidad. Otro punto a favor es la excelente regulación de los excesos del clima que puede comprobarse en esta bodega. Tanto en pleno mes de invierno como en un día desabrido y ventoso de abril como era éste, allí dentro al aire libre estábamos a gusto, cuando en la calle el frío y el viento se dejaban notar.

Un par de notas a mejorar son que el fino no lo tenían suficientemente fresco y que (nos ha pasado en nuestros dos viajes) sólo disponían de una botella de fino en rama a pesar de que el despacho de vinos está en el mismo edificio. El camarero que atendía las mesas fue muy amable y eficaz en ambas visitas (aunque había cambiado), mientras que el señor que parecía dirigir el asunto detrás de la barra (sí seguía siendo el mismo) fue bastante circunspecto, por decirlo de alguna manera. El balance global es que este lugar nos parece muy recomendable para tapear y para comer de raciones en El Puerto, sobradamente por encima de los bares más turísticos y frecuentados.

Por cierto, hay en el centro de El Puerto de Santa María una vinoteca que tiene de bueno su amplísima oferta de vinos de Jerez-Manzanilla de Sanlúcar, pero debe tenerse en cuenta que los precios son bastante subidos, tanto con respecto a los que resulta posible encontrar en las propias bodegas, como incluso a los habituales en las tiendas, físicas o virtuales, que solemos comentar en este foro.

Y se acabó lo que se daba.

Saludos finales. Jesús