Mi primera experiencia con el alcoholimetro

La noche de la verbena de San Juan fuimos a cenar a casa de un cuñado. La cena fue esencialmente de carne a la brasa hecha en una barbacoa y luego las consabidas cocas de San Juan. Entre cuatro bebimos un aperitivo, una botella de Viña Izadi Selección 2000, que estaba muy buena , una botella de Champagne R&L Legrás Grand Cru Cuvée Presidence 1995, que es Blanc de Blancs Brut, una copita (pequeña) de cognag francés, el café y sobre las 2 de la madrugada volvimos a casa.

Cual fue mi sorpresa cuando a escasos 200 metros de la casa de mi cuñado nos encontramos con un control de alcoholemia. Nos acercamos precavidamente y el agente , muy amable, me pidió el carnet de conducir, luego me informó que me iba a hacer un control de alcoholemia y me hizo soplar en el aparatito. Claro está que yo era perfectamente consciente de lo que había bebido y tenía la sospecha de que iba a dar positivo, quizá no mucho, pero sin duda lo suficiente para complicarme la vida ( aparte de ello quiero aclarar que estaba perfectamente bien para conducir, para evitar malentendidos). En tan cruel tesitura y en un momento tan crucial de mi existencia opté por encomendarme encarecidamente a nuestro santo patrón el dios Baco. Éste oyó mis suplicas fervientes ( a pesar de hallarse , como es costumbre en él, en plena bacanal ), y por ello , sentí mi cuerpo inundando de paz y tranquilidad, noté como Baco eliminaba de mi todos los efluvios alcohólicos y sustituyéndolos por aromas de Coca – Cola sin alcohol ( claro está) y tras ello, sereno y confiado sople…sople…sople ( seguramente Baco llamó a Eolo, que compartía banacal con él, para ayudarme en tan ardua tarea). Luego unos interminables momentos de silencio y el agente, muy amablemente , me dice: “Señor 0,0 %,” y yo le digo: “No, de esta cerveza precisamente no he tomado”, y él: “No señor, que su tasa de alcohol es 0,0 %” .

Renaudé ipso facto el camino hacia mi hogar, reconfortado por tan gran milagro y dando gracias a Baco por su divina intervención a favor de mi humilde persona.

Moraleja: Los que os encontréis en graves aprietos por circunstancias parecidas a las mías , ya sabéis lo que tenéis que hacer. de algo tieene que servir tener un patrón tan encumbrado y potente.Yo lo digo siempre hay que tener fé .

Federico