Dos hermosas anécdotas, aunque quizá apócrifas

Hace unos días cené con un buen amigo, muy aficionado a Mouton Rothschild. Y me contó dos anécdotas del baron Philippe, acaso pero que me quedaron grabadas por su humanidad.

Alguna vez le preguntaron el buen baron:

-- ";¿Cuál es su vino favorito, el mejor de toda su larga vida de vinatero?
Lo pensó por unos instantes, y respondió:
-- Un Beaujolais villages de algún bodeguero anónimo, alla por los 20’s
--¿Qué qué? ¡Un beaujolais! ¡Par Dieu! Usted puede tenerlo todo, y hace unos de los mejores vinos del mundo
Con una sonrisita pícara, el barón replicó:
-- Es que no fue el mejor por el vino per se, sino por la compañía.

Y la segunda:

-- Baron Philippe, ¿cuál cree usted es el mejor Mouton Rothschild que ha salido de su finca?
El vinatero, ya en el ocaso de su larga vida, vaciló unos momentos. Su interlocutor interrumpió, con confianza:
-- ¡Sin duda el 1945, unos de los vinos del siglo...!
El baron se enderezó y replicó, ahora sin vacilar:
-- Mire: no sé cuál sea mi ";mejor"; vino, pero el 45 nunca lo disfruté. Verá usted, ese año mi esposa murió en un campo de concentración nazi";.

DPW