- De tanto fisgar en este sitio, y últimamnte a algunos canarios: Pedro Carroquino, Teresa León,... y algún otro también: Antoliano Dávila, aunque este no sea canario, pero si sabio y extremeño (no se en que orden), hoy éllos han elegido, de manera indirecta el vino que hemos tomado para comer en un bonito sitio de la sierra de Madrid, pero vamos con el vino.
- De color rojo rubi y capa media; con mucha lagrima ligeramente tintada.
- Mucho da en nariz, y todo muy singular, ciruela madura, y raices húmedas, y tierra, y especies; perfumes de esos que le gustan tanto a Pedro ... a mi también.
- En boca resulta fantástico, es ligero a pesar de su grado, y con taninos muy redonos, y un retrogusto largo en el que se combinan la fruta y los sabores minerales.
- ¡ Vaya sorpresa !

Color picota muy oscuro, con borde granate, casi negro.
Aroma de potencia alta a frutos negros muy maduros, concentrados y nítidos, sobresalen sobre todos los olores, los minerales (pizarra, carbón, silice), al principio tonos anisados, después aparecen los tostados (café torrefacto y cacao), también pimienta negra, vainilla y sobre todo regaliz. Muchos ahumados y toques de maderas finas.
En boca es menos potente, pero tiene un paso de boca magnificamente equilibrado, aterciopelado y redondo, el retronasal extraordinario, los taninos suaves, lo cual indica que esta en pleno apogeo. Final bastante largo y sobre todo persistente.
Un GRAN VINO, regalo de Santi y Tere, que me ha sorprendido muy gratamente, excelente relación calidad/precio, ya que me han comentado que cuesta sobre 12 €, el corcho un 7,5.
Solo lo penaliza la sensación de alcohol que hay en nariz y en boca.
Un vino que lo tiene todo NEGRO, menos el porvenir.