Me llama la atención ser el primero que introduzca ficha de cata de este vino y me entristece, pues es claro síntoma de que Montilla-Moriles sigue siendo una DO olvidada, cuando probablemente estemos hablando de una de las más genuinas y singulares de España.

Estamos hablando de un Grande. Con mayúsculas. Vino, vinazo... de meditación. De relajación, de levitación, de reflexión... Una maravilla para baber 2 copitas en una tarde y al día siguiente otras dos y así hasta que se termine su contenido, rehaciendo las notas de cata día a día... qué maravilla. Sin duda, uno de los mejores.

De capa altísima, negro, yodado, betadine, chapapote. Densísimo, tiñe la copa totalmente.
En nariz es genial: intensísimo e interminable, larguísimo, eterno en matices. Caja de puros, balsámicos, cacao 100% recién rallado, granos de café tostados al sol y también tostado de café reciente... inmenso, también regalices, nuez moscada y ebanistería.
En boca es inmenso, envolvente, dulce, con buena acidez pero sin llegar a ni de cerca a la majestuosa acidez de Moscatel Toneles. De hecho es su único pero... es a la vez fresco, potente, especiado incluso en ciertas fases, con miles de frutos secos y tostados y chocolates...

Una genialidad. Viva Montilla!