Picota tomada, insondable, que casi no deja lugar al menisco, morado. Capa muy alta.

Estos vinazos no se pueden valorar con una nota de cata al uso.

Sí, la nariz es compleja e intensa. Sí, tras un primer golpe de pintura se abre un mundo de aromas como, sí, las frutas maduras, los yogures, los minerales, las especias, los balsámicos, el tabaco, la trufa.

Sí, en boca es carnoso, pulido, esférico, honesto, expansivo. Sí, tiene un punto goloso. Sí, es concentrado. Sí, es ameno y sorprendentemente ligero pese a su envergadura.

Y sí, es largo, muy largo.

¿Y? ¿Cuantos vinos quedan retratados con una cata similar a esta? No, no es suficiente. Con esta valoración no trasmito lo que este vino me ha dado.

Voy a probar otro método, menos técnico y más escueto. Ahí va: este vino está, sencillamente, macanudo.

Esa es la percepción que he tenido de este vino, que es un recién nacido, está bastante cerrado, le cuesta abrirse y cuando lo hace tiene una paleta aromática interesante a frutas rojas como grosella, fresas y frambuesas, yogur de frutas del bosque, paté de aceitunas, piedra caliente, pizarra, notas perfumadas, toque floral y algo de especias y tostados. Pero en boca entra arrasando es una auténtica piedra, se puede masticar, te deja la boca anestesiada.

En definitiva que la evolución táctil en boca y la mejora de su desarrollo olfativo lo conseguirá con tiempo, con muuuuuuucho tiempo/años.

Pensaba tomarlo solo, pero al final le tuve que echar algo de comida por que era infumable, cada vez llevo peor eso de gastarme más de 60€ en un vino y pegar un gatillazo como este.

Cereza picota capa alta con ribete violaceo
notas de fruta madura roja y negra con dulcedumbre que acaba predominando sobre los tostados y vainilla especiado
cueros y ahumados
sabroso y redondo su entrada en boca con una acidez excelente hacen de este un vino compensado con un recuerdo muy largo y marcando la dulcedumbre de la fruta, no se nota el alcohol y el final ligeramente secante un vinazo