Casi nunca escribo sobre el color del vino porque que la mayoría de las veces me parece irrelevante, pero es que vuelve a sorprenderme el dorado tan limpio y bonito que presenta este Lalume 2018.
Un año después, mi última botella. Abre más meloso de lo que lo recordaba, como anunciando golosura, aunque aireando llegan rápidamente los cítricos, la fruta blanca (pera), melocotón, membrillo y también un punto mineral que lo le recordaba de la cata anterior.
En boca se confirma la golosura, untuoso (aunque fresco en el paso) y con buen retrogusto cítrico y tropical. Si acaso la acidez a la baja, pero todavía muy sabroso y balanceado en su conjunto.
Me encanta esta uva.
Sigo con mi exploración del mundo de los blancos con esta Treixadura "de mi pueblo".
Dominio del Bibei está a mitad de camino entre Viana do Bolo (mi pueblo) y A Rúa. Muy cerca de donde Rafael Palacios elabora sus Louro, As Sortes y Soro. Esta zona, que podría bien calificarse de "España vaciada" ha tenido pocas alegrías empresariales en las últimas décadas, y ver elaborarse estos vinazos en nuestra tierra es un motivo de orgullo y esperanza.
En un primer momento sorprende por su color, bonito dorado intenso que sugiere más años de los que realmente tiene.
La nariz, de intensidad media, es muy rica en matices con cítricos, fruta blanca y melocotón en almíbar; incluso miel. Elegante y complejo, sin puntas de ningún tipo.
En boca es denso pero no pesado, con retrogusto floral y cítrico y persistiendo en el tono goloso y almibarado; casi tropical. Todavía con acidez correcta, aunque pienso que está en su momento de consumo óptimo.
Estamos una semana de viaje de trabajo por España y llevé a mi jefe al restaurante La Suculenta de Benicasim. Con su extensa carta nos pedimos este vino blanco de primero, un teóricamente Ribeiro, pero que al parecer no se quiere acoger a ninguna D.O. en concreto. Nos sacan la botella a unos 10°C y esperamos unos 15 minutos antes de proceder con su valoración.
VISUAL: Bonito color amarillo dorado, pálido, con reflejos verdosos. Limpio y cristalino, con una fina y abundante lágrima (87).
OLFATIVA: Despuntan aromas de fruta blanca de entrada (a pera y manzana), así como apuntes de fruta con hueso (melocotón). Enseguida encontramos fragancias florales de manzanilla y flores silvestres junto con unas frescas notas herbáceas de hierbabuena. Al final un puntito cítrico de ralladura de limón. De intensidad media y sobresaliente en complejidad (90).
GUSTATIVA: Gran ataque, acidez alta, amplio y con un paso por boca grasosito muy agradable. Retronasal con notas de flores silvestres y con un post-gusto frutoso intenso, con recuerdos de manzana verde y limón. Su persistencia es de un minuto y 20 segundos muy placenteros. Rico, con carácter y muy bien estructurado (90).
La RCP la dejaremos en correcta. En tiendas cuesta unos 17 euros.
MARIDAJE: Acompañó una cremita de cigalas y sus cabezas en primer lugar, y después un tártar de atún sobre una base de tomate frito concentrado con un refrito de aceite, soja y ajitos. Espectacular en ambos ágapes, pero con las cabecitas de las cigalas fue algo apoteósico, una delicia!.
Salud-os!!
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