Ariyanas Dulce 2012
Ariyanas Dulce 2012
FICHA TÉCNICA
D.O./Zona
Pais:
España
Tipo de Vino:
Dulces y Generosos
Crianza:
Sin crianza
Graduación (vol):
13,00%
Varietales:
Moscatel de Alejandría 100%
Precio aproximado
Precio Aprox:
De 10 a 19,9 €
PUNTUACIÓN
Nota de cata NOTA MEDIA:
8.43
/
92
Nota de cata CALIDAD-PRECIO:
8,1
Opiniones de Ariyanas Dulce
OPINIONES
4

No está mal, pero lo encontré falto de frescura, se me hizo pesado. Fruta demasiado madura. Cansino en boca. No todos los vinos envejecen bien.

ARIYANAS DULCE  2012

Moscatel de Alejandría

Vino Naturalmente dulce con unos 145gr/l de RS

13% abv

 

CATA

Vino de color dorado, brillante, untuoso en copa, con lágrima. Intensidad media.

Aromas limpios a flores blancas, azahar, miel, jalea. Confitura de limón y albaricoque, nectarina, níspero. Intensidad media. Ya está con 6 años de evolución.

Ataque medio dulce, con acidez media+, alcohol medio y longitud. Sabores de intensidad media+ muy suaves a mermelada de naranja, miel, níspero, flores blancas. Densidad media, con finura en boca. Textura muy tersa. Final medio+ a cítricos, plátano, gominola de limón y dulces árabes con miel.

El vino se va abriendo conforme pasa el tiempo y tras 1 hora de su apertura, expresa sabores de intensidad media+ en boca, largos a infusiones, miel mermelada de albaricoque, pirulí, caramelo y sobre todo con mucha delicadeza en el paso por boca.

A las 24 horas, está más fino y asedado en boca, con notas de miel, albaricoque, mermelada de naranja, cítricos en gominola, fruta escarchada. Final medio+ que creo podría ser aun más largo.

Estamos ante un vino de 5 años de guarda, en buen estado de forma. Su acidez equilibra muy bien el alcohol y deja un paladar muy suave y terso.

 

MARIDAJE

Babá flambeado acompañado de ice cream

 

NOTA

91/100 ad hoc

Es difícil no entregarse en cuerpo y alma a la belleza rotunda, transfigurada en aromas y sabores profundos, de esta Moscatel. Es inútil pretender no dejarse cautivar por las fragancias embaucadoras que destila la copa y nos transportan a un paisaje de primavera incipiente, de finales de Marzo, con las primeras flores de azahar perfumando el aire, con esa caricias tiernas de aceites esenciales de la flor del naranjo y la acacia. Uno no puede reprimir el impulso de respirar los encantadores efluvios de miel de eucalipto, de piel de pomelo rosa confitada, de mangos maduros mecidos por la brisa del mar en las suaves colinas de la Axarquía malagueña.

La pasión se vuelve irrefrenable y se hace verbo cuando el elixir de dioses se derrama por nuestras sedientas bocas, con caricia de terciopelo, con ese fluir glicérido, graso, que no es sino obra divina para el placer humano, para el éxtasis culminado en el sabor de las mieles de mil flores, la frescura irreprimible y amarga de confituras de naranjas y flores blancas... Un encuentro dionisiaco que dura lo que una puesta de sol a finales de Agosto y nos deja el ansía incontenible de volver a vaciar, una vez más, nuestras copas refulgentes de oro de Alejandría.

Es difícil no entregarse en cuerpo y alma a la belleza rotunda, transfigurada en aromas y sabores profundos, de esta Moscatel. Es inútil pretender no dejarse cautivar por las fragancias embaucadoras que destila la copa y nos transportan a un paisaje de primavera incipiente, de finales de Marzo, con las primeras flores de azahar perfumando el aire, con esa caricias tiernas de aceites esenciales de la flor del naranjo y la acacia. Uno no puede reprimir el impulso de respirar los encantadores efluvios de miel de eucalipto, de piel de pomelo rosa confitada, de mandos maduros mecidos por la brisa del mar en las suaves colinas de la Axarquía malagueña.

La pasión se vuelve irrefrenable y se hace verbo cuando el elixir de dioses se derrama por nuestras sedientas bocas, con caricia de terciopelo, con ese fluir glicérido, graso, que no es sino obra divina para el placer humano, para el éxtasis culminado en el sabor de las mieles de mil flores, la frescura irreprimible y amarga de confituras de naranjas y flores blancas... Un encuentro dionisiaco que dura lo que una puesta de sol a finales de Agosto y nos deja el ansía incontenible de volver a vaciar, una vez más, nuestras copas refulgentes de oro de Alejandría.

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