Clarete riojano

De color rubí marronoso de capa media, claro, límpido, sin un solo precipitado, luminoso. Reflejos rojizos y anaranjados, brillante. Borde amplio, atejado, sin apenas diferencias respecto al menisco.

Un Bordón que va de menos a más. Primeras sensaciones de cierta madurez, fruta roja en licor (guinda al marrasquino, ciruelas pasas), compota de naranja amarga, seguidas de un fondo muy suave que recuerda al caramelo de cola. Limpio, aireado, comedido, equilibrado en todos sus detalles, sin que imprima la más leve huella de crianza ni reductivos. Tiene el perfil de clarete de Franco-Españolas, esa misma falta de peso y capacidad de mantenerse terso durante tantos años. Va ganando en presencia sacando notas perfumadas a pétalos marchitos, especias ahumadas y un deje de cacao en polvo.

En boca es igual de fino. Discurre fresco, ágil, con poco volumen y una aparente ligereza que para nada lo es. Vivo, diáfano, dotado de una acidez que no reclama más tensión de la necesaria. No se le puede exigir más al que era el vino básico de la bodega. Un tinto cumplidor y tan amable como la compañía con quien lo bebimos. Ojalá los actuales crianzas riojanos mantuvieran este nivelazo.

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2015/03/rioja-bordon-1975.html

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