10 años después

Vista: dorado brillante.
Nariz: miel, olivas, aceite, fruta madura, almívares, melaza, pastelería, frutos secos, infusión de manzanilla, hojas secas, toques salinos, ahumados, verdores vegetales, geranio, madreselva...
Boca: seco, expresivo, amplio, profundo, maduro, fresco, acidez media, punto amargo, muy largo...
Increíble la evolución de este vino, no será del agrado de todo el mundo pero personalmente creo que vale la pena guardar alguna botella, los registros aromáticos que se consiguen son muy agradables, quizás este vino ya no sea buen compañero de pescados delicados y mariscos cuando ya está tan evolucionado pero acompañará con maestría una buena tarde de lectura, con buena música y unas almendras.

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