parece un amontillado viejísimo, ambarino oscuro, luminoso, limpio, reflejos rojizos y anaranjados. En nariz es un poema, abierto, directo, de gran intensidad, predomina un fruta macerada de enorme calidad. La hay de todo tipo (higos turcos, pajaretes, ciruelas, orejones, pasas, dátiles dakhla), mondaduras de cítricos, confitura de naranja, avellanas, almendras... Hay de todo y en cantidades industriales, pero lo mejor es la extraordinaria elegancia y la potencia, a la par, llenándolo todo. Aparecen notas de caramelo de cola, azúcar caramelizado, coca de crema, vainillas, como un flan. Apabulla!!! En boca es casi de medio cuerpo pero de una intensidad y concentración poco habitual. Lleno de fruta pasa junto a una excelente acidez. Es la pasa hecha vino, con toda esa fruta macerada, el pan de higo, el mazapán. Sabroso, esférico, de enorme belleza. Se te pega a la boca con unos eternos recuerdos finales a solera vieja, a duelas, a especias blancas. Un rancio de postre que se sale de las escalas habituales, con un dulzor moderado. Emocionante, de enorme calidad.