Buen cava, suave y elegante.
Vamos con el segundo vino de la cena de Nochebuena. Empezamos con un Riesling añejo e inmediatamente nos pasamos al espumoso, en este caso un delicioso cava catalán de las prestigiosas Cavas Recaredo. Abrimos la botella media hora antes de la cata y el tapón salió perfecto, abriéndose como un champiñón al poco de la apertura. Servimos a 10°C:
VISTA: Amarillo pálido, reflejos verdosos. Forma rosarios débiles, de burbuja muy fina.
OLFATO: Apreciamos en primer término notas frutales de piña, cítricos de lima así como unos sutiles herbáceos de lavanda y tomillo. Al final muestra dulzones aromas de barquillos y crema inglesa. De intensidad media-baja cuesta un poco de esfuerzo apreciar los matices, quizás le sobraban dos graditos. Aún así una nariz muy conseguida.
GUSTO: En boca es cítrico y con un paso por boca suave, lácteo. El carbónico es apreciable, de burbuja fina y acidez alta. En retronasal es goloso, me recuerda a las "pelotas de fraile" de mi niñez, ese fondo de bollería fina que remata con discretas notas florales de azahar y un final ligeramente salino. De persistencia media, unos 2 minutos. Bastante evolucionado pero con vida por delante, 3 o 4 años mínimo. Una delicia en boca, algo parco en nariz. Buen cava, suave y elegante.
La RCP la dejamos en correcta pues se trata de un vino notable pero cuesta más de 20 euros.
Sacamos el cava cuando apareció el marisco. Lo maridamos con unos langostinos de Vinaroz y con unas cigalas de calibre 00 a la plancha, enormes y deliciosas. La verdad es que fue el acompañamiento perfecto para estas viandas, marisco y cava, matrimonio bien avenido. Feliz Navidad!!