Aburrimiento. Tras la primera impresión de miel y manzanilla, que se va antes de haber llegado, sólo queda el vacío; hueco. Aburrimiento.

Apenas he probado un par de añadas de este vino. Me encantó la 2001. Hace muchos años, pero fue de esos vinos que me hicieron mirar de otro modo los vinos blancos. Después fue la 2003, la cual me proporcionó, con apenas dos copas, el mayor dolor de cabeza que recuerdo haber tenido nunca. Me hizo mirar de otro modo este elaborador y añada.
Después llegó una escalada de precios absurda, que lo llevó más allá de los veinte euros. Y a ese precio no me merecía la pena. Hasta que llegó una oferta. Por debajo de 15 EUR sí es un vino que me apetece.
Más redondo que aquel 2001, que recuerdo afilado, pero un Chablis de lo más agradable que apetece beber.

(PVP: 14.4 EUR)