Rescatando a Ochoa

Dado que la cata próxima será ciega de bodegas Ochoa habrá que ponerse las pilas. Recordaba tener algo de esta bodega que compré después de ver el parador (magnífico) y el castillo (más magnífico) de Olite paseando por la ciudad en octubre 2003. Se trata de una botella de 50 cl, de la que desconozco lo que pagué.

Color picota con borde muy atejado, limpio, lágrima aceptable. En nariz le cuesta pero lentamente va apareciendo la fruta con algunos tostados y especias. En boca es ligero, muy suave, tímido pero va ganando cuerpo con el tiempo, buena acidez y madera; la intensidad es aceptable para los años de edad.
El paso del tiempo se nota en todo, pero dejanlo abrirse al mundo después de tanto encierro aún está de buen ver y tomar.

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