Blanco que cojea

Botella con pérdida evidente, de color muy evolucionado, lo que no auguraba nada bueno de entrada. El corcho, impregnado de vino, seguía funcionando como sellador al haberse adherido a la cápsula de estaño pero ya había perdido toda elasticidad. Botella degollada hasta la base del cuello. Prueba superada!! Veamos: de color ambarino oscuro, mate, poco brillo. Limpio, sin precipitados.

Al abrir se presenta enmarañado, con un tostado sucio al que se suman notas amontilladas, punzantes, frutos secos (almendra amarga) y un fondo de fruta muy madura y cremosa que va por libre, totalmente desacoplada al conjunto. Necesita tiempo y mucho aire en copa para ir recuperándose. Mitiga todo ese contenido inicial para ganar en definición sacando leves apuntes de miel, orejones, retama de olor. De poca intensidad aunque se intuye que ahí hubo mucho fondo. Lástima de botella.

En boca mantiene ese cañonazo de acidez que hasta no hace tanto distinguía los blancos de Murrieta de todos los demás. Hiriente, cortante, fresco, vivísimo, sin lastre de sus malas condiciones de guarda. Contrarresta con solvencia un empaquetado de fruta madura y hueso que se eterniza. Vibrante, muy muy largo. Aunque va ganando en detalles de maderas finas pero no se puede decir que sea un vino elegante. Lo suyo es fuerza y músculo. Bien!!

Más información del vino: http://vinosclasicos.blogspot.com.es/2015/09/marques-de-murrieta-1984-blanco-reserva.html

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