En forma.

Un año ha transcurridi desde la última botella que tomé de este vino y esto está perfecto. Muy pocas cosas han variado y si lo han hecho ha sido a mejor.
Corcho en perfecto estado. A la vista el color no ha cambiado. Su limpieza, su brillo, su gruesa lágrima y su lentitud y pereza en su deslizamiento por la copa permanece inalterable.
En nariz abundantes frutas de hueso, flores blancas, leves cítricos, educada madera y sus ahumados de madera francesa le aportan elegancia al vino.
En boca le encuentro con mucho volumen, elegancia y aterciopelamiento. Te reencuentras con las frutas de la fase olfativa, las de hueso, las flores blancas, leve pomelo, mucho equilibrio, te llena plenamente la boca y su paso en boca es de seda. Es un vino muy largo. Me da una gratíííísima y elegante permanencia en boca de 3,30 minutos.

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