Rojo rubí, ribete rojizo capa media-alta.

En nariz es intenso, complejo y profundo, mejora con al aire poco a poco. Notas de frutas maduras, ahumados, toques especiados, un cierto recuerdo terroso y fúngico, tonos de humedades, tabaco de pipa, balsámicos, finas maderas, hierbas aromáticas. No es una nariz muy expresiva pero sí realmente encantadora por su enorme variedad de matices.

En boca es un vino sencillamente apabullante, portador de una enorme estructura que le llevará a vivir décadas, con una acidez presente y perfectamente integrada, un paso lleno de fuerza y equilibrio y un final largo y profundo que nos devuelve esas sensaciones terrosas y minerales, con un tanino firme pero noble y una notable persistencia.

Rugiens y especialmente la parte baja del viñedo (Rugiens bas) está considerado como el auténtico Grand Cru de Pommard y de hecho ya se han movido los hilos para otorgarle la máxima categoría y desde luego que en manos de Gaunoux es todo un Grand Cru de facto, un vino que destila clase por los cuatro costados. La vida de este 2001 se medirá en decenios. Unos 90 euros, lo bueno se paga, pero en este caso la calidad lo justifica. ¡Un grande!