Una decepción.

Aunque ya había probado algunos Chablis y normalmente no me gustaban, tenía puesta bastantes esperanza en esta bodega.
El vino tiene un color amarillo claro con toques verdosos y brillantes, auguran una muy buena calidad.
La nariz es potente y compleja, sobresalen olores a frutos del hueso de melocotón (para mi desagradables), membrillo, frutos blancos, flores y cítricos.
La boca es más de lo mismo, tiene un buen recorrido, pero dominado por los aromas de la nariz, buena la complejidad y la estructura, el final largo y con buena persistencia tanto cítrica como frutal.
No me gusta este tipo de blancos, iba a comprar un primer cru, pero después de la experiencia, desisto del empeño.
Por este precio hay blancos en España muchísimo mejores.
Eso si, a favor del vino, un magnifico corcho y un cuidado y curioso etiquetado. El corcho un 7,7.

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